lunes, 26 de marzo de 2012

Capítulo 17 - El secreto de las olas -



Cuando todo va mal, cuando necesitas unos brazos en los que refugiarte, cuando solo una sonrisa es capaz de cambiar tu estado de ánimo, allí está él, Marcos. Para Elsa, ese chico era el único que sabía como hacer que ella estubiera bien, que fuera feliz en tan sólo una semana.

“Está tan guapo como siempre. No, hoy está más guapo que cualquier otro día” Piensa Elsa a la vez que lo ve venir por el paseo de la playa. Ya no le sorprendían las mariposas que volaban constantemente dentro de ella ni tampoco la estúpida sonrisa que se dibujaba en su rostro cada vez que lo veía. No podia creer como el tiempo había pasado tan rápido a su lado, pero era facil, al lado de su chico todo era más facil.

-       -   Buenos días princesa – Dice Marcos rodeando con sus brazos la cintura de su novia y empezando bien él dia con un beso mañanero.

-        -  Buenos días! – Dice Elsa aferrándose a su cuello.

-         - ¿A que no sabes que vamos a hacer hoy? – Dice Marcos frunciendo el ceño y dejando escapar una divertida sonrisa.

-         -  Pues si no me lo dices.. No lo sabré – Dice Elsa de forma divertida.

-        -  Como hace buen dia, como hoy te quiero más que ayer y como me apetece, vamos a ir a los jardines del castillo de picnic – Dice Marcos.

-        -  Eres una caja de sorpresas – Dice Elsa dándole un dulce beso en la mejilla y dejando su peso en los brazos de su novio. Le encantaban todos los detalles que tenía con ella. Cierra los ojos y revive todos y cada uno de los momentos vividos con él hasta hoy. Si, definitivamente, tenía el mejor novio del mundo.

Seis días atrás..

-        -  Raquel, Raquel! – Dice Elsa corriendo hacia su amiga.
-         -  Elsa! Que tal ha ido? Cuentamelo tooooodo ya! – Dice Raquel sentándose en el columpio del parque y mirando fijamente a Elsa.

-          - Uff.. No tengo palabras. Solo puedo decir que es precioso – Dice Elsa balanceandose en el columpio de al lado y con la mirada fija en el árbol que tenía en frente.

-          - Pero que ha pasado! – Dice Raquel histérica. Lo quería saber todo.

-          - Pues nada, que todo lo que estubimos hablando en la playa, el lo escuchó y me beso y me dijo que sería nuestro secreto y el secreto de las olas. No entendí nada, pero me ha dicho que esta noche me pasa a buscar después de cenar. Yo no se si estamos juntos, pero lo que si sé, esque tenemos algo, algo especial y que le quiero de verdad – Dice Elsa deteniendo el baibén del columpio y girándose hacía Raquel con una enorme sonrisa. Parecía una niña pequeña con una muñeca nueva, pero le daba igual, era feliz.

-          - Porfiiiiiin! Lo sabía lo sabia! Sabía que estabais echos para estar juntos. Ai como me alegro enserio – Dice Raquel saltando del columpio y abalanceandose sobre la chica rubia.

-         - Yo también me alegro mucho, pero no quiero ir rápido, apenas lo conozco y no quiero que se quemen los cartuchos antes de tiempo. Me voy ya a casa a ducharme y todo, te llamaré mañana por la mañana que seguramente tendré muchas cosas que contarte además, tengo que hablar contigo! – Dice Elsa separándose de su amiga, dandole un gran beso en la frente y despidiendose de ella con un guiño de ojos. Ella estaba feliz por Marcos, y su amiga se merecía estar feliz con Héctor. Estaba claro que Raquel no lo había olvidado y creía que Héctor sentía algo por su amiga.
Se aleja mientras piensa en como lo iba a hacer para que este verano, ella y Marcos no fueran la única pareja y dejando allí a su amiga pensativa.

Esa noche el mar estaba más calmado que nunca. Elsa lo mira fijamente, observando como las olas se tragaban el agua que anteriormente habían dejado reposando en la orilla. Ese sitio era especial, la hacía sentir libre y le transpiraba calma y harmonía.
Nota una mano apartando su rubio pelo hacia un lado seguido de un suave beso en el lóbulo de la oreja. Sonrie. Era él. Podía oler su perfume y reconocía a la perfección el tacto de sus labios. Siente un escalofrío, gira su cabeza hasta encontrarse con sus ojos y lo besa.

-         -  Hoy, es la noche de las confesiones – Dice Marcos cogiendo de la mano a Elsa.

-        -  Tienes complejo de cura? – Dice Elsa mirándolo sorprendida a la vez que soltaba una larga carcajada.

-        -  Muy graciosa – Dice Marcos mordiéndole la mejilla y contagiándose de la risa de Elsa – Vamos a ir a un sitio que te va a gustar y así, sabrás más cosas de mi.

-         -  Me parece genial – Dice Elsa a la vez que guiada por la mano de su chico, camina sin saber cual era el rumbo de ese paseo.

Veinte minutos después, la pareja seguía caminando entre risas, resoplos de cansancio y algun que otro beso para recuperar el aliento.

-          - Marcooooos, si llego a saber que ibamos a hacer el camino de santiago, me pongo las bambas y no estas sandalias – Dice Elsa mirándose los pies cubiertos por unas bonitas sandalias blancas.

-        -   Eres una quejica eh! Va anda, que ya llegamos – Dice el chico rubio, tirando de la mano de Elsa.

-        -  Quejica no, que llevamos un montón de rato caminando. Además llevas diciendome todo el camino que ya llegamos – Dice Elsa mirando a Marcos y poniendo carita de cordero degollado.

Marcos la mira y se ríe. En la vida había conocido a nadie tan polifacético como ella. Sabía que cara poner en cada momento o quizá nisiquiera lo hacía a propósito, pero a él le hacía gracia.
Cien metros más y tenían ante sus pies un mirador al lado de un viejo faro, El Mirador del Faro.
Desde allí se podía ver todo el pueblo rodeado por el mar y el faro, que ya no proporcionaba ningún tipo de luz, hacía ese lugar aún más maravilloso.

-        -  Madre mia.. es Increible – Dice Elsa sujetándose a la barandilla y contemplando el paisaje-  Ha valido la pena toda la caminata.

-         -  Es el sitio que más me gusta del pueblo – Dice Marcos sentándose a los pies del faro – Cuando era pequeño, mi abuelo me traía aquí y me contaba sus historias de cuando era joven.

-         -  Primera confesión – Dice Elsa mirando a Marcos con una gran sonrisa. Se acerca a él y se sienta a su lado.

-        - Sí, yo he hecho la primera confesión así que ahora te toca a ti – Dice Marcos esperando la respuesta de Elsa.

-         -  A ver a ver.. Pues mi confesión es, que yo pensaba que venir aquí de vacaciones sería una mierda porque yo ya tenía planes con mis amigas, y están siendo las mejores vacaciones del mundo – Dice Elsa con una sonrisa tímida. Aún seguía poniéndola nerviosa esa mirada y no conseguía controlar el hormigueo que padecia su estomago.

-        -  No esperabas conocer a nadie tan guapo como yo a que no? – Dice Marcos poniendo morritos y levantando la ceja, dando una imagen de chulo guaperas.

-         -  Eres un tonto! – Dice Elsa dándole un golpe en el brazo a la vez que soltaba una carcajada. Como volviera a hacer lo que acababa de hacer, se lo comia!

-          - Si soy un tonto, pero te ha gustado. A ver me toca una confesión. Nunca había visto a ninguna chica tan guapa como tu – Dice Marcos seguido de una sonrisa, una sonrisa de tonto embobado.

-         -  Pues ya puedes irte a confesar, porque eso es una mentira más grande que la catedral de Burgos! – Dice Elsa intentando ponerse seria. No se consideraba ni mucho menos la más guapa, si nó una chica del montón.

No le da tiempo a pensar en nada más ya que la sorprenden los labios de Marcos atrapando los suyos.
En ese momento a Elsa le viene a la mente la frase de una de sus peliculas favoritas, “cállame con un beso” Nunca pensó que en la vida real estas cosas pasaran, pero aveces la realidad supera la ficción y Elsa estaba empezando a vivir, su propia película en versión original.

lunes, 5 de marzo de 2012

Capitulo 16 - El secreto de las olas -


Marcos miraba como el sol se ponia en el horizonte. Era un bonito atardecer y lo estaba viendo solo, en la misma playa de la noche anterior. Esta vez no estaba Elsa para hacerlo sonreir, para hacer que sus ojos brillaran más de la cuenta.
Apoya la cabeza en su rodilla y cierra los ojos concentrandose en el sonido de las olas. Estaba destrozado y era la primera vez que se sentía así.

Elsa deja de correr. Estaba agotada. Se agacha y coge aire hasta recuperar el aliento. Levanta la vista y lo ve a él sentado en la arena frente al mar. Siente un pinchazo en el corazón y unas enormes ganas de llorar. “Elsa no llores..” Piensa a la vez que nuevamente una lágrima recorría su mejilla. Tenía ganas de ir hacía Marcos y abrazarlo fuerte, más fuerte que ayer, de comérselo a besos. Pero no podía, no podía porque le había roto el corazón al chico que había conquistado el suyo. Sergio al lado de Marcos se quedaba tan pequeño y se dio cuenta en el momento que decidió estar sin los dos. Sensaciones incomparables.
“Elsa, si le quieres acércate. Quien no arriesga no gana” Pronuncia esas palabras en voz baja y hunde sus pies en la arena.

-          Elsa! – grita Raquel a los pies del paseo.

La chica rubia se sorprende al oir su nombre y al reconocer aquella voz. Da media vuelta y la ve a ella a los pies del paseo. Raquel, su amiga Raquel. Vuelve la vista una vez más hacia Marcos, que seguía en la misma posición y nisiquiera se había dado cuenta de su presencia y se dirige hacía Raquel secándose las lágrimas de su mejilla.

-          Raquel.. No debería haber venido aquí nunca – Dice Elsa totalmente derrumbada entre sollozos.

-          Tranquila Elsa tranquila.. – Dice Raquel abrazando a su amiga. La conocía poco, pero estaba segura de que aquel chico rubio que permanecia en la arena, le gustaba de verdad.

-          Yo no quería romper una pareja, no quería que Marcos estubiera así y no quería sentirme como me siento Raquel – Dice Elsa sin dejar de abrazar a su amiga.

-          Lo sé Elsa, lo sé – Dice Raquel separándose de Elsa y mirándola a los ojos – Pero nadie elige de quien se enamora no?

-          Yo no estoy enamorada de Marcos – Dice Elsa intentando ocultar sus sentimientos.

-          No? Entonces porque lloras – Dice Raquel poniéndole las manos en los hombros a Elsa.

Elsa no tenía argumentos para la respuesta de su amiga. Sentía un vacio en su interior y sabía perfectamente que ese vacío era por él, por Marcos. No tenía ganas de hablar con Sergio, nisiquiera estaba pensando en Sergio si no que solo ocupaba sus pensamientos el chico de la mirada cautivadora. Si, si le quería.

-          Raquel no puedo querer a Marcos – Dice Elsa echandose a llorar de nuevo. 

-          No se trata de que puedas o no puedas, se trata de que si no le quieres, falta poco para que eso pase. Yo no se que pasó a noche, pero algo muy fuerte tubo que pasar para que tanto tú como él esteis así.

-          Fue una noche increible. Los dos nos dejamos llevar por el alcohol, por la atracción y nos besamos. Jamás he vivido una noche como la que viví ayer Raquel y esque me trató tan bien y me hizo sentir tantas cosas que nunca había sentido.. Pero él estaba con Carlota y yo pensé que para el había sido un desliz pero no, ha dejado a Carlota por mi, y yo he ido a decirle que para mi también fue solo una noche cuando no es asi. Porque, Le.. quiero. Y esque todo es un asco – Dice Elsa cubriendose la cara con las manos.

Raquel entendía perfectamente como se sentía su amiga ya que en algún momento del pasado ella se sintió igual.
Decide no seguir abriendo viejas heridas cuando la sorprende Marcos. Estaba frente a ellas, Elsa aún llorando sobre sus manos y Raquel incredula de ver al chico rubio allí haciéndole gestos para que lo dejara solo con Elsa.

Raquel asiente con la cabeza, le da un beso en el pelo a su amiga y retoma el camino hacía la piscina para reunirse con los demás y contarles la versión original de todo lo que pasó anoche.

-          Hola Elsa – Dice Marcos sentado a su lado

Elsa se levanta de golpe y lo mira con cara de susto. Nuevamente ese nudo en su estomago había vuelto a aparecer. ¿Cuándo dejaría de ponerse así cada vez que lo tuviera delante? Era asquerosa esa sensación.

-          Hola.. – Dice Elsa con un hilo de voz

-          Me trae buenos recuerdos esta playa – Dice Marcos con una amarga sonrisa. A pesar de todo, se sentía un poco mejor al tenerla cerca de nuevo.

-          No digas eso Marcos.. – Dice Elsa desconsolada – Se ha ido la situación de las manos, yo no quería que todo esto pasara, no quería sentirme así, no quería que tu cortaras con Carlota, perdoname por todo Marcos perdoname..
-          No llores.. – Dice Marcos abrazando a Elsa – Eh pequeña, no llores.
Segundos después, la despega de su pecho y le levanta la barbilla. Esboza una sonrisa solo para ella.

-          Porque haces todo esto.. Yo te jodo y tu estas aquí consolandome. No es lógico – Dice Elsa retomando la calma. Ya era hora de dejar de llorar y hablar las cosas claras.
-          Tampoco es lógico que sienta todo lo que siento por ti pero si estoy aquí es porque me importas y porque se, que yo soy para ti lo que tu eres para mi – Dice Marcos el cual había oido la conversación que habían tenido las dos chicas minutos antes.

Elsa al oir esas últimas palabras es consciente que Marcos lo había escuchado todo. Y sin saber porque se alegra.  Ahora ya estaba todo claro.
Le sonrie tímidamente y espera otra sonrisa, que no tarda en marcarse en los labios de ese chico.
Sus labios. Esta vez Elsa tiene la mente despejada y unas intenciones muy claras. Se acerca a él y le da un suave beso.
¡Cuanto necesitaba Marcos ese beso! Era la confirmación de las palabras de esa chica.

-          Y ahora que? – Dice Elsa apoyada en el brazo de marcos y buscando su mirada.

-          Aún es pronto para empezar algo – Dice Marcos encontrando esos ojos verdes que tanto le gustaban.

-          Lo sé, pero quiero seguir conociendote, quiero más noches como la de ayer – Dice Elsa seguido de un suspiro.
-          Yo también Elsa, por eso será nuestro secreto – Dice Marcos con una gran sonrisa.

-          Nuestro secreto? – Dice Elsa incorporandose y mirándolo con cara de sorpresa.

-          Si, nuestro secreto, y el secreto de las olas – Dice Marcos desviando la vista hacia el mar y recordando el momento en el que por primera vez, sus cuerpos quedaron pegados por completo a la vez que ese ruido marino les envolvia.

Elsa no entendía lo que Marcos quería decirle, pero no tenía prisa por saberlo. Le da un beso más y lo abraza con todas sus fuerzas. Ese dichoso nudo de su estómago ya había desaparecido y había dejado en su lugar cientos de mariposas. Sonríe y cierra los ojos. “Las famosas mariposas existen” Piensa Elsa.
Marcos tenía apoyada su cabeza en la de ella. Mira su reloj de mano y se fija en el calendario. Aún le quedaban muchos días para hacer que la niña que tenía entre sus brazos, se sintiera la persona más feliz del mundo.