miércoles, 13 de junio de 2012

Capítulo 18 - El secreto de las olas -


Hacía mucho calor. El césped de los jardines del castillo estaba radiante y se veían unas vistas espectaculares desde allí.

A la sombra de un árbol, Marcos y Elsa disfrutaban de un picnic mañanero.


- Eh, no te comas mi última fresa! - protesta Elsa dejando caer su peso encima de su novio.


- La quieres..? - Dice Marcos aguantando la fruta con los dientes y acercándose a ella de forma juguetona.


- Si.. - Dice Elsa a la vez que se acercaba a él lentamente - Pero la quiero toooda para mi!. 

Veloz, le arrebata la fresa a su chico y se la come de un mordisco mientras intentaba controlar las carcajadas descontroladas que no la dejaban disfrutar de su valioso trofeo.


- Eso es juego sucio! - Dice Marcos dándole un pequeño mordisco en la nariz a Elsa - Pero como soy buena persona, no te guardaré rencor por no haber compartido tu fresa conmigo.
La mira con una pequeña sonrisa dibujada en su rostro. Hiciera lo que hiciera, esa chica solo conseguia sacarle sonrisas.


- Tiriririririiii, tiriririririiiiii! 


- ¿Cuándo vas a cambiarte ese politono tan feo? - Dice Elsa riéndose del sonido del movil de su novio.


- Cuando exista otro sonido mejor que este - Dice Marcos apretando la tecla verde y sacándole la lengua a Elsa- Que pasa Héctor! Por donde paras?


- Que pasa tio, Estoy en mi casa tirado en el sofá, bueno, estamos tirados en el sofá - Dice Héctor al otro lado de la linea entrelazando sus dedos con los de su chica - Y vosotros que? como llevais el dia campestre?


- Pues aqui estamos, que hace nada que hemos acabado de comer y se nos estan comiendo los mosquitos. -  Dice Marcos entre risas, viendo como Elsa no paraba de rascarse los brazos y las piernas e intentaba cazar a ese mosquito que no dejaba de revolotear a su alrededor. - Vais a hacer algo más tarde?


- Iremos a la playa supongo, vendreis? - Dice Héctor

- Dile que le recuerde a Elsa que me traiga mis gafas de sol! - Dice Raquel acercándose al movil de su novio.

- Ya la has escuchado no? - Dice Héctor riendose y abrazando a su chica.

- Si me he enterado de todo, venga, después nos vemos tio. - Dice Marcos cortando la llamada.

Ella seguía peleándose con el mosquito, el se ríe. Su pequeña Elsa era un caso aparte para los mosquitos.


Cinco días atrás..


Aquel bosque estaba lleno de plantas preciosas con flores enormes de muchos colores distintos. Elsa caminaba cogida de la mano de Marcos el cual apartaba todas las plantas que impedían su camino.


- ¿Cuándo lleguemos al lago me contarás por qué te gusta tanto un sitio que está tan lejos? - Dice Elsa sujetando con la mano que le quedaba libre, el gorro de paja que llevaba en la cabeza.


- ¿Algún día entenderé por qué eres tan quejica? - Dice Marcos de forma divertida. Nunca había conocido a nadie que se quejara tanto como Elsa, aunque sabía que se quejaba sólo para hacerlo rabiar.


- No hace falta que lo entiendas, ya sabes que me encanta ponerte de los nervios - Dice Elsa saltando sobre la espalda de su novio y aferrándose a su cuello. Le da un pequeño beso en la mejilla, y apoya su barbilla en su hombro.


Marcos la coge por las piernas y se ríe a la vez que se da la razón a si mismo. Cada día la conoce un poco más aunque aquella rubita loca nunca dejaría de sorprenderlo.


Elsa se sentía como una niña pequeña. Miraba hacía un lado y otro sin perderse ni un detalle de aquel precioso paisaje en las espaldas de Marcos. Se sentía libre rodeada de tanta naturaleza y a la vez tranquila por estar con quien estaba y aunque odiaba los insectos y no había dejado de rascarse desde que habían emprendido el camino, estaba mereciendo la pena. Todo lo que hiciera con él merecia la pena.


Frente a ellos, Elsa divisa un enorme lago de agua cristalina, rodeado por grandes arboles de flores blancas.


- Uau.. - Dice Elsa embobada. - Todos y cada uno de los sitios a los que me traes me dejan fascinada - Le susurra Elsa a Marcos.


- Y aún no has visto nada - Dice Marcos dejando a Elsa en el suelo y respirando el aire fresco que desprendía ese lugar.



¡Menos mal que llevo puesto el bikini! - Dice Elsa desprendiendose de su camiseta rosa chicle y de sus pantalones playeros blancos.

Se mira las piernas y se vuelve a rascar. Tenia la pierna llena de picaduras de mosquito
¡Qué asco de bichos! “ piensa Elsa a la vez que resopla y busca con la mirada a Marcos.

- No te vas a bañar? El agua esta buenisima enana! - Dice Marcos sumergiendose bajo el agua.

Elsa salta al agua y nada hasta encontrarse con Marcos. Hacían pie los dos ya que aquel lago no era muy profundo.

- ¿ Por qué es especial este sitio para ti? - Dice Elsa sentada en frente de su chico.

- No es que sea especial, es que aquí hemos vivido muchas aventuras – Dice Marcos removiendo el agua con los brazos. - Cuando eramos pequeños, Héctor y los demás veniamos aquí y nos pasabamos el dia entero. La cicatriz que tiene Jose en la pierna se la hizo aquí.

- Me gusta saber cosas nuevas de ti – Dice Elsa mirando fijamente a los ojos a Marcos. Le parecía un chico muy interesante y si a eso le sumaba que le queria, le atraía y la ponía nerviosa aún lo consideraba mucho más interesante.

- Y yo que puedo saber hoy de ti? - Dice Marcos arrugando los labios y dejando ver los oyuelos que se le formaban a cada lado de la comisura de sus labios.

- Que odio los mosquitos – Dice Elsa sacando la pierna del agua y señalandose todas las picaduras.

Marcos al ver la pierna de su novia pone cara de susto y no puede evitar soltar una carcajada. Por lo visto él no era el único que pensaba que su chica era dulce.

- Mañana voy a elegir yo lo que vamos a hacer – Dice Elsa sentandose sobre las piernas de Marcos.

- Que quieres que hagamos? - Dice Marcos abrazándola. Estaba empezando a coger frio.

- Quiero que saltemos desde las rocas de la playa – Dice Elsa decidida. Desde que lo vio el dia que conoció a Raquel, siempre ha querido hacerlo.

Marcos la mira con cara de sorpresa. “Así que a Elsa le van las emociones fuertes” piensa a la vez que se levanta dispuesto a salir del agua.

Elsa se levanta y mira como Marcos se seca con la toalla. Lo examina de arriba abajo y se muerde el labio inferior. Ese chico le iba a enseñar muchas cosas que Elsa aún no había aprendido.


PERDONAD QUE NO HAYA ESCRITO ANTES. ESPERO QUE HAYA MERECIDO LA PENA LA ESPERA Y QUE OS GUSTE EL NUEVO CAPI. UN BESITO!

lunes, 26 de marzo de 2012

Capítulo 17 - El secreto de las olas -



Cuando todo va mal, cuando necesitas unos brazos en los que refugiarte, cuando solo una sonrisa es capaz de cambiar tu estado de ánimo, allí está él, Marcos. Para Elsa, ese chico era el único que sabía como hacer que ella estubiera bien, que fuera feliz en tan sólo una semana.

“Está tan guapo como siempre. No, hoy está más guapo que cualquier otro día” Piensa Elsa a la vez que lo ve venir por el paseo de la playa. Ya no le sorprendían las mariposas que volaban constantemente dentro de ella ni tampoco la estúpida sonrisa que se dibujaba en su rostro cada vez que lo veía. No podia creer como el tiempo había pasado tan rápido a su lado, pero era facil, al lado de su chico todo era más facil.

-       -   Buenos días princesa – Dice Marcos rodeando con sus brazos la cintura de su novia y empezando bien él dia con un beso mañanero.

-        -  Buenos días! – Dice Elsa aferrándose a su cuello.

-         - ¿A que no sabes que vamos a hacer hoy? – Dice Marcos frunciendo el ceño y dejando escapar una divertida sonrisa.

-         -  Pues si no me lo dices.. No lo sabré – Dice Elsa de forma divertida.

-        -  Como hace buen dia, como hoy te quiero más que ayer y como me apetece, vamos a ir a los jardines del castillo de picnic – Dice Marcos.

-        -  Eres una caja de sorpresas – Dice Elsa dándole un dulce beso en la mejilla y dejando su peso en los brazos de su novio. Le encantaban todos los detalles que tenía con ella. Cierra los ojos y revive todos y cada uno de los momentos vividos con él hasta hoy. Si, definitivamente, tenía el mejor novio del mundo.

Seis días atrás..

-        -  Raquel, Raquel! – Dice Elsa corriendo hacia su amiga.
-         -  Elsa! Que tal ha ido? Cuentamelo tooooodo ya! – Dice Raquel sentándose en el columpio del parque y mirando fijamente a Elsa.

-          - Uff.. No tengo palabras. Solo puedo decir que es precioso – Dice Elsa balanceandose en el columpio de al lado y con la mirada fija en el árbol que tenía en frente.

-          - Pero que ha pasado! – Dice Raquel histérica. Lo quería saber todo.

-          - Pues nada, que todo lo que estubimos hablando en la playa, el lo escuchó y me beso y me dijo que sería nuestro secreto y el secreto de las olas. No entendí nada, pero me ha dicho que esta noche me pasa a buscar después de cenar. Yo no se si estamos juntos, pero lo que si sé, esque tenemos algo, algo especial y que le quiero de verdad – Dice Elsa deteniendo el baibén del columpio y girándose hacía Raquel con una enorme sonrisa. Parecía una niña pequeña con una muñeca nueva, pero le daba igual, era feliz.

-          - Porfiiiiiin! Lo sabía lo sabia! Sabía que estabais echos para estar juntos. Ai como me alegro enserio – Dice Raquel saltando del columpio y abalanceandose sobre la chica rubia.

-         - Yo también me alegro mucho, pero no quiero ir rápido, apenas lo conozco y no quiero que se quemen los cartuchos antes de tiempo. Me voy ya a casa a ducharme y todo, te llamaré mañana por la mañana que seguramente tendré muchas cosas que contarte además, tengo que hablar contigo! – Dice Elsa separándose de su amiga, dandole un gran beso en la frente y despidiendose de ella con un guiño de ojos. Ella estaba feliz por Marcos, y su amiga se merecía estar feliz con Héctor. Estaba claro que Raquel no lo había olvidado y creía que Héctor sentía algo por su amiga.
Se aleja mientras piensa en como lo iba a hacer para que este verano, ella y Marcos no fueran la única pareja y dejando allí a su amiga pensativa.

Esa noche el mar estaba más calmado que nunca. Elsa lo mira fijamente, observando como las olas se tragaban el agua que anteriormente habían dejado reposando en la orilla. Ese sitio era especial, la hacía sentir libre y le transpiraba calma y harmonía.
Nota una mano apartando su rubio pelo hacia un lado seguido de un suave beso en el lóbulo de la oreja. Sonrie. Era él. Podía oler su perfume y reconocía a la perfección el tacto de sus labios. Siente un escalofrío, gira su cabeza hasta encontrarse con sus ojos y lo besa.

-         -  Hoy, es la noche de las confesiones – Dice Marcos cogiendo de la mano a Elsa.

-        -  Tienes complejo de cura? – Dice Elsa mirándolo sorprendida a la vez que soltaba una larga carcajada.

-        -  Muy graciosa – Dice Marcos mordiéndole la mejilla y contagiándose de la risa de Elsa – Vamos a ir a un sitio que te va a gustar y así, sabrás más cosas de mi.

-         -  Me parece genial – Dice Elsa a la vez que guiada por la mano de su chico, camina sin saber cual era el rumbo de ese paseo.

Veinte minutos después, la pareja seguía caminando entre risas, resoplos de cansancio y algun que otro beso para recuperar el aliento.

-          - Marcooooos, si llego a saber que ibamos a hacer el camino de santiago, me pongo las bambas y no estas sandalias – Dice Elsa mirándose los pies cubiertos por unas bonitas sandalias blancas.

-        -   Eres una quejica eh! Va anda, que ya llegamos – Dice el chico rubio, tirando de la mano de Elsa.

-        -  Quejica no, que llevamos un montón de rato caminando. Además llevas diciendome todo el camino que ya llegamos – Dice Elsa mirando a Marcos y poniendo carita de cordero degollado.

Marcos la mira y se ríe. En la vida había conocido a nadie tan polifacético como ella. Sabía que cara poner en cada momento o quizá nisiquiera lo hacía a propósito, pero a él le hacía gracia.
Cien metros más y tenían ante sus pies un mirador al lado de un viejo faro, El Mirador del Faro.
Desde allí se podía ver todo el pueblo rodeado por el mar y el faro, que ya no proporcionaba ningún tipo de luz, hacía ese lugar aún más maravilloso.

-        -  Madre mia.. es Increible – Dice Elsa sujetándose a la barandilla y contemplando el paisaje-  Ha valido la pena toda la caminata.

-         -  Es el sitio que más me gusta del pueblo – Dice Marcos sentándose a los pies del faro – Cuando era pequeño, mi abuelo me traía aquí y me contaba sus historias de cuando era joven.

-         -  Primera confesión – Dice Elsa mirando a Marcos con una gran sonrisa. Se acerca a él y se sienta a su lado.

-        - Sí, yo he hecho la primera confesión así que ahora te toca a ti – Dice Marcos esperando la respuesta de Elsa.

-         -  A ver a ver.. Pues mi confesión es, que yo pensaba que venir aquí de vacaciones sería una mierda porque yo ya tenía planes con mis amigas, y están siendo las mejores vacaciones del mundo – Dice Elsa con una sonrisa tímida. Aún seguía poniéndola nerviosa esa mirada y no conseguía controlar el hormigueo que padecia su estomago.

-        -  No esperabas conocer a nadie tan guapo como yo a que no? – Dice Marcos poniendo morritos y levantando la ceja, dando una imagen de chulo guaperas.

-         -  Eres un tonto! – Dice Elsa dándole un golpe en el brazo a la vez que soltaba una carcajada. Como volviera a hacer lo que acababa de hacer, se lo comia!

-          - Si soy un tonto, pero te ha gustado. A ver me toca una confesión. Nunca había visto a ninguna chica tan guapa como tu – Dice Marcos seguido de una sonrisa, una sonrisa de tonto embobado.

-         -  Pues ya puedes irte a confesar, porque eso es una mentira más grande que la catedral de Burgos! – Dice Elsa intentando ponerse seria. No se consideraba ni mucho menos la más guapa, si nó una chica del montón.

No le da tiempo a pensar en nada más ya que la sorprenden los labios de Marcos atrapando los suyos.
En ese momento a Elsa le viene a la mente la frase de una de sus peliculas favoritas, “cállame con un beso” Nunca pensó que en la vida real estas cosas pasaran, pero aveces la realidad supera la ficción y Elsa estaba empezando a vivir, su propia película en versión original.

lunes, 5 de marzo de 2012

Capitulo 16 - El secreto de las olas -


Marcos miraba como el sol se ponia en el horizonte. Era un bonito atardecer y lo estaba viendo solo, en la misma playa de la noche anterior. Esta vez no estaba Elsa para hacerlo sonreir, para hacer que sus ojos brillaran más de la cuenta.
Apoya la cabeza en su rodilla y cierra los ojos concentrandose en el sonido de las olas. Estaba destrozado y era la primera vez que se sentía así.

Elsa deja de correr. Estaba agotada. Se agacha y coge aire hasta recuperar el aliento. Levanta la vista y lo ve a él sentado en la arena frente al mar. Siente un pinchazo en el corazón y unas enormes ganas de llorar. “Elsa no llores..” Piensa a la vez que nuevamente una lágrima recorría su mejilla. Tenía ganas de ir hacía Marcos y abrazarlo fuerte, más fuerte que ayer, de comérselo a besos. Pero no podía, no podía porque le había roto el corazón al chico que había conquistado el suyo. Sergio al lado de Marcos se quedaba tan pequeño y se dio cuenta en el momento que decidió estar sin los dos. Sensaciones incomparables.
“Elsa, si le quieres acércate. Quien no arriesga no gana” Pronuncia esas palabras en voz baja y hunde sus pies en la arena.

-          Elsa! – grita Raquel a los pies del paseo.

La chica rubia se sorprende al oir su nombre y al reconocer aquella voz. Da media vuelta y la ve a ella a los pies del paseo. Raquel, su amiga Raquel. Vuelve la vista una vez más hacia Marcos, que seguía en la misma posición y nisiquiera se había dado cuenta de su presencia y se dirige hacía Raquel secándose las lágrimas de su mejilla.

-          Raquel.. No debería haber venido aquí nunca – Dice Elsa totalmente derrumbada entre sollozos.

-          Tranquila Elsa tranquila.. – Dice Raquel abrazando a su amiga. La conocía poco, pero estaba segura de que aquel chico rubio que permanecia en la arena, le gustaba de verdad.

-          Yo no quería romper una pareja, no quería que Marcos estubiera así y no quería sentirme como me siento Raquel – Dice Elsa sin dejar de abrazar a su amiga.

-          Lo sé Elsa, lo sé – Dice Raquel separándose de Elsa y mirándola a los ojos – Pero nadie elige de quien se enamora no?

-          Yo no estoy enamorada de Marcos – Dice Elsa intentando ocultar sus sentimientos.

-          No? Entonces porque lloras – Dice Raquel poniéndole las manos en los hombros a Elsa.

Elsa no tenía argumentos para la respuesta de su amiga. Sentía un vacio en su interior y sabía perfectamente que ese vacío era por él, por Marcos. No tenía ganas de hablar con Sergio, nisiquiera estaba pensando en Sergio si no que solo ocupaba sus pensamientos el chico de la mirada cautivadora. Si, si le quería.

-          Raquel no puedo querer a Marcos – Dice Elsa echandose a llorar de nuevo. 

-          No se trata de que puedas o no puedas, se trata de que si no le quieres, falta poco para que eso pase. Yo no se que pasó a noche, pero algo muy fuerte tubo que pasar para que tanto tú como él esteis así.

-          Fue una noche increible. Los dos nos dejamos llevar por el alcohol, por la atracción y nos besamos. Jamás he vivido una noche como la que viví ayer Raquel y esque me trató tan bien y me hizo sentir tantas cosas que nunca había sentido.. Pero él estaba con Carlota y yo pensé que para el había sido un desliz pero no, ha dejado a Carlota por mi, y yo he ido a decirle que para mi también fue solo una noche cuando no es asi. Porque, Le.. quiero. Y esque todo es un asco – Dice Elsa cubriendose la cara con las manos.

Raquel entendía perfectamente como se sentía su amiga ya que en algún momento del pasado ella se sintió igual.
Decide no seguir abriendo viejas heridas cuando la sorprende Marcos. Estaba frente a ellas, Elsa aún llorando sobre sus manos y Raquel incredula de ver al chico rubio allí haciéndole gestos para que lo dejara solo con Elsa.

Raquel asiente con la cabeza, le da un beso en el pelo a su amiga y retoma el camino hacía la piscina para reunirse con los demás y contarles la versión original de todo lo que pasó anoche.

-          Hola Elsa – Dice Marcos sentado a su lado

Elsa se levanta de golpe y lo mira con cara de susto. Nuevamente ese nudo en su estomago había vuelto a aparecer. ¿Cuándo dejaría de ponerse así cada vez que lo tuviera delante? Era asquerosa esa sensación.

-          Hola.. – Dice Elsa con un hilo de voz

-          Me trae buenos recuerdos esta playa – Dice Marcos con una amarga sonrisa. A pesar de todo, se sentía un poco mejor al tenerla cerca de nuevo.

-          No digas eso Marcos.. – Dice Elsa desconsolada – Se ha ido la situación de las manos, yo no quería que todo esto pasara, no quería sentirme así, no quería que tu cortaras con Carlota, perdoname por todo Marcos perdoname..
-          No llores.. – Dice Marcos abrazando a Elsa – Eh pequeña, no llores.
Segundos después, la despega de su pecho y le levanta la barbilla. Esboza una sonrisa solo para ella.

-          Porque haces todo esto.. Yo te jodo y tu estas aquí consolandome. No es lógico – Dice Elsa retomando la calma. Ya era hora de dejar de llorar y hablar las cosas claras.
-          Tampoco es lógico que sienta todo lo que siento por ti pero si estoy aquí es porque me importas y porque se, que yo soy para ti lo que tu eres para mi – Dice Marcos el cual había oido la conversación que habían tenido las dos chicas minutos antes.

Elsa al oir esas últimas palabras es consciente que Marcos lo había escuchado todo. Y sin saber porque se alegra.  Ahora ya estaba todo claro.
Le sonrie tímidamente y espera otra sonrisa, que no tarda en marcarse en los labios de ese chico.
Sus labios. Esta vez Elsa tiene la mente despejada y unas intenciones muy claras. Se acerca a él y le da un suave beso.
¡Cuanto necesitaba Marcos ese beso! Era la confirmación de las palabras de esa chica.

-          Y ahora que? – Dice Elsa apoyada en el brazo de marcos y buscando su mirada.

-          Aún es pronto para empezar algo – Dice Marcos encontrando esos ojos verdes que tanto le gustaban.

-          Lo sé, pero quiero seguir conociendote, quiero más noches como la de ayer – Dice Elsa seguido de un suspiro.
-          Yo también Elsa, por eso será nuestro secreto – Dice Marcos con una gran sonrisa.

-          Nuestro secreto? – Dice Elsa incorporandose y mirándolo con cara de sorpresa.

-          Si, nuestro secreto, y el secreto de las olas – Dice Marcos desviando la vista hacia el mar y recordando el momento en el que por primera vez, sus cuerpos quedaron pegados por completo a la vez que ese ruido marino les envolvia.

Elsa no entendía lo que Marcos quería decirle, pero no tenía prisa por saberlo. Le da un beso más y lo abraza con todas sus fuerzas. Ese dichoso nudo de su estómago ya había desaparecido y había dejado en su lugar cientos de mariposas. Sonríe y cierra los ojos. “Las famosas mariposas existen” Piensa Elsa.
Marcos tenía apoyada su cabeza en la de ella. Mira su reloj de mano y se fija en el calendario. Aún le quedaban muchos días para hacer que la niña que tenía entre sus brazos, se sintiera la persona más feliz del mundo.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Capitulo 15 - El secreto de las olas -


“Marcos, Sergio, Marcos, Sergio” Elsa tenía dos nombres para un solo corazón.

 Sentada en la cama, intenta buscarle una respuesta al por qué de todo esto. Se abraza así misma, y cierra los ojos. Su piel todavía olia a sal y la noche con Marcos se repetía una vez tras otra en su cabeza. Suspira y sonríe. “¿Elsa qué te pasa?” Hace unas horas estaba segurísima de que el único que había sido capaz de conquistarla de verdad en sus dieciseis años de vida era Sergio y ahora? Solo tenía clara una cosa: Jamás viviría una noche tan increible como la que había vivido con el chico de la mirada cautivadora y aunque deseaba con todas sus fuerzas que todas las noches fueran como esa, no se iba a volver a repetir. Si no hubieran bebido todo eso no habría pasado, es más, no tendría que haber pasado. El tiene novia y ella está con otro.

Y con ese pensamiento, Elsa se acurruca en la cama y cierra los ojos sin poder evitar que una pequeña lágrima se escape de su ojo derecho.


Ocho llamadas perdidas de Carlota. Marcos deja el móvil en la estantería y se tumba boca arriba con las manos detrás de la nuca. No tenía ganas de hablar con ella y si de algo le había servido aquella noche con Elsa, era para darse cuenta definitivamente de que no estaba enamorado de su novia. Que nunca lo había estado.

 Ya tenía ganas de tener a Elsa entre sus brazos otra vez. ¿Era un ángel? No, la chica rubia era real, tan real como las sensaciones que había sentido cuando la besó en la playa. Se le escapa otra sonrisa al recordar ese momento. Ahora lo tenía todo claro. No valía la pena seguir con Carlota cuando la que realmente le hacía sentir bien era Elsa. Cierra los ojos y se queda dormido pensando en su rubia, en la perfecta noche, en el último beso y en las palabras que debería utilizar para decirle a Carlota que ya no quería seguir con ella.

-            
         - Elsa dicen tus papis que te despierte ya que es tarde – Dice Álex mientras zarandea el brazo de su prima.

-               - Pero si aun es muy temprano Álex.. – Dice Elsa entre ronrroneos.
 
         - Pues me han dicho que son las cinco de la tarde y que nosotros nos vamos a comprar a un sitio – Dice Álex séntandose al lado de Elsa.

-            -  ¿Ya son las cinco? – Dice Elsa levantándose de la cama rápidamente.

        - Sí, y yo ya he cumplido mi misión para que me den un chupachup así que voy a pedirselo a la tita! – Dice Álex saliendo de la habitación y acudiendo hasta donde estaban sus padres, sus tios y su prima.
Marisa le da el chupachup que le había prometido al pequeño y entra en la habitación donde se encontraba su hija recién levantada.

-         -   Elsa nosotros nos vamos ya, volveremos a la hora de cenar. Tienes algo de comer en la cocina vale? – Dice Marisa apoyada en el marco de la puerta.

-          - Vale mamá, yo saldré ahora con mis amigos, hasta luego – Dice Elsa a la vez que hacía la cama y viendo como su madre desaparecía otra vez de aquella habitación.
Se viste con ropa de deporte y llama a Raquel.

-          - Hombre! Porfin das señales de vida! – Dice Raquel aliviada de que su amiga estubiera bien.

-          - Si si, ya te contaré. Donde estais? – Dice Elsa ya en la calle caminando sin rumbo.

-          - En la piscina. Vas a venir?

      - No no voy a ir, voy a ir a correr ahora, que me apetece. Está el grupo de Marcos allí? – Dice Elsa con un nudo en el estómago. Debía hablar con él.

-          - Si. Me quieres contar ya que pasa? – Dice Raquel ansiosa a la vez que intrigada.

-          - Ahora te veo. – Dice Elsa finalizando la llamada. Se guarda el móvil en el bolsillo y empieza a correr rumbo a la piscina municipal.


Raquel no entendía nada. Mira hacía el grupo de Marcos de nuevo y se da cuenta de que sólo están los chicos. Ni rastro de Carlota y sus amigas. “Ayer en la discoteca Elsa desapareció pero Marcos tampoco estaba” Piensa a la vez que lo relaciona todo y saca su propia conclusión, que era la acertada. De todos modos Elsa no se iba a librar de esta, en cuanto la viera aparecer por esa puerta, se lo iba a contar todo sin dejarse ni el más mínimo detalle.
Antes de lo que pensaba su amiga ya estaba allí. Tenía un rostro serio y buscaba algo o alguien a quien acababa de encontrar.
Se dirige hacia el grupo de Marcos y se planta delante del chico rubio.

-          - Hola – Dice Elsa con la mirada clavada en la de él.

-          - Hola Elsa  - Dice Marcos con una sonrisa.

      - ¿Puedo hablar contigo? – Dice la chica rubia con un hilo de voz. Tenía ganas de llorar pero no iba a hacerlo. No tenía ningún motivo para hacerlo o eso quería creer.

-          - Claro, vamos fuera – Dice Marcos encaminándose hacía la puerta.
Elsa lo sigue y cuando sale lo ve apoyado en su audi. Se apoya junto a el y lo mira con tristeza. “Elsa debes hacer lo correcto y esto es lo correcto, da igual lo que quieras tu, pero él no es para ti”. Piensa sin dejar de mirar al suelo. Cuando consigue levantar la mirada, él la mira esperando sus palabras.

-          - Yo.. quizás le he dado muchas vueltas a lo que pasó anoche pero tranquilo que ya se que solo fue eso, una noche. Tu estas con Carlota y yo no me voy a meter en medio además yo estoy con otro chico allí en Barcelona. Lo mejor es que seamos amigos Marcos – Dice Elsa temblando, con el nudo que parecía inmenso ya en su estómago y apretando los puños fuertemente.

Marcos no tenía palabras, sólo un corazón roto. No podía decir que estaba enamorado de ella, pero sí que lo que no había sentido por Carlota en un año, lo había sentido por Elsa en una noche. Esas palabras le habían pillado totalmente desprevenido y se había venido a bajo, era la primera chica que había echo que él, Marcos Santana, se viniera a bajo.

Elsa se sentía la peor persona del mundo y ver a Marcos con esa expresión de susto la hundía todavía más. ¿Por qué se había puesto así? Él estaba con otra!


-         -  Hija de puta! – Dice Carlota avanzando rápidamente hacía Elsa por la calle principal. Cuando esta frente a ella la coje de los pelos y la arrastra hasta la puerta del recinto – Eres una hija de puta! Quien te crees que eres eh quien! Llegas aquí en un dia y ya provocas que mi novio me deje, que me deje por ti pija asquerosa!
Carlota estaba fuera de si y Elsa solo la miraba. Ni siquiera le dolian todos los tirones de pelo ni la mano de aquella chica clavada en su cuello.

Marcos reacciona. Ve todo el panorama y separa a Carlota de Elsa.

-         -  Como la vuelvas a tocar, te vas a meter en muchos problemas Carlota – Dice Marcos empujando a la que ahora era su ex novia unos metros hacia atrás. Mira a Elsa por última vez, se mete dentro del coche y a todo gas desaparece dejando una nuve de polvo a los pies de las dos chicas que habían marcado su vida.

-          - Lo ves? Ojalá nunca, NUNCA hubieras venido aquí gilipollas! – Dice Carlota pegándole una patada a la papelera más cercana. Tenía ganas de matar a esa niñata pero no podía hacerlo. Como se le cruzaran los cables, podría denunciarla y se metería en un buen lío.

-          - Déjame en paz Carlota, olvídame. Marcos no te ha dejado por mi, te ha dejado porque eres una guarra que solo has hecho que ponerle los cuernos, no te mereces que te quiera, no te mereces que te quiera nadie – Dice Elsa muy tranquila y firme. No podía quedarse allí por más tiempo ya que no sabía en que momento se iba a alterar, pero no quedaba mucho para que eso ocurriera. Ahora sólo sentía tristeza y melancolía y un enorme vacío en su interior.

-          - Te equivocas Elsa, te equivocas. Me lo ha contado todo y me ha confesado que esa noche no había sido una noche cualquiera, había sido importante. Me ha dejado por ti, porque quería intentarlo contigo. Te deseo lo peor, pero tranquila, no vas a estar con él, me has ahorrado el trabajo de joderte tu oportunidad, ahora solo me queda amargarte lo que te queda aqui, que espero que sea poco – Dice Carlota perdiendo los nervios de nuevo. Le lanza una mirada desafiante, la empuja contra el cartel de la entrada y entra a toda velocidad a la piscina.

Elsa, ahora si, envuelta en rabia, retoma su carrera hacía no sabe donde. Después de quince minutos de un largo “spring” se detiene, saca el móvil y hace lo que tenía que haber echo desde que se despertó.

-          - Elsa! No sabes lo mucho que te echaba de menos – Dice Sergio eufórico de escuchar a Elsa.

-          - No digas nada Sergio, pero se acabó. Nunca debería haber empezado. Lo siento, pero no puedo seguir contigo. – Dice Elsa decidida. No espera la respuesta de Sergio y cuelga.

Mira al cielo. Todo despejado. Así era su vida hace una semana y ahora estaba plagada de nubes, de nubes negras que desprendian relámpagos una y otra vez.
Ni Marcos, ni Sergio. No quería saber nada más del amor, de los sentimientos ni de los chicos. Lo había decidido y no había marcha atrás pero nadie decide por el corazón, y el corazón de Elsa ya tenía un nombre grabado en él.

lunes, 20 de febrero de 2012

Capitulo 14 - El secreto de las Olas -


Elsa se sentía muchísmo mejor. Ahora el alcohol solo nadaba por sus venas y un largo trago de agua que había bebido en la fuente de al lado de la playa le había devuelto los pensamientos a su sitio.
Baja las escaleras que conducían a la arena y se tumba boca arriba cerca del mar. Esa noche habían muchas estrellas en el cielo y la brisa marina le golpeaba suavemente en la cara.

-         -  ¿Me puedo tumbar a tu lado? – Dice Marcos ocupando la vista panorámica de Elsa.

-        -   Yo te dejo que te sientes a mi lado, pero no prefieres estar allí en la discoteca con todos tus amigos y tu novia? – Dice Elsa sin moverse mirando fijamente los ojos de ese chico, que estaban justo encima de los suyos.

-         -  Si he venido aquí es porque prefiero estar aquí no? – Dice Marcos acabando con ese juego de miradas y tumbándose a su lado.

-          Elsa se da la vuelta y continua mirando a Marcos. Su respuesta no era la que esperaba pero sí la que quería oir. Quería que Marcos prefiriera quedarse allí con ella. Era una buena compañía por no decir la mejor.
Los segundos vuelan y ninguno de los dos pronuncia ninguna palabra, sólo se limitan a mirarse hasta que Elsa aparta la mirada. Esa mirada la ponía nerviosa.
Marcos se ríe y se incorpora un poco, apoyando la cabeza en su brazo izquierdo.

-         -  Si estubieramos jugando al juego de las miradas, hubiera ganado yo – Dice Marcos sin dejar de mirarla.

-         -  No vale, tu mirada pone nerviosa – Dice Elsa sentandose con los pies cruzados.

-         -  Pues solo te pone nerviosa a ti eh, porque nadie antes me lo había dicho – Dice Marcos.


-         -  Pues bueno.. sólo me pondrá nerviosa a mi. Pero si no tubieras esos ojazos, seguro que no me pasaría – Dice Elsa sacándole la lengua.

-        -   Entonces yo también tendría que ponerme nervioso – Dice Marcos sentándose de la misma forma que Elsa y acercándose un poco más a ella.


-         -  ¿Por qué? – Dice Elsa con ganas de oir una respuesta.

-          - Eso me lo guardo para mi – Dice Marcos a la vez que le guiña un ojo a aquella rubia. No entraba en sus planes decirle que desde que la vió no ha podido dejar de mirarla y que para él ella es preciosa. Podría decir la chica de sus sueños, pero no es ni la situación ni el momento.

-          - Te gusta dejarme intrigada? Porque lo has conseguido! – Dice Elsa que se pone en pie y camina en dirección al agua.

-          - Ese era mi propósito. Tienes intención de bañarte? – Dice Marcos. La brisa del mar levantaba una y otra vez aquella camiseta ancha y corta que llevaba Elsa dejando al descubierto su espalda bronceada y firme. Escalofrio. Marcos siente un escalofrio.

-         -  Eso me lo guardo para mi! – Dice Elsa imitando la anterior frase de Marcos.

-          - Quieres irte al agua de cabeza, no rubita? – Dice Marcos persiguiendo a Elsa.

-          - No serás capaz de tirarme a algua – Dice Elsa con los zapatos en la mano y los pies ya en el agua.

-          - No me provoques, que quien juega con fuego, se acaba quemando! – Dice Marcos de forma divertida en frente de la chica rubia.

-          - No puedes tirarme al agua, tengo un valioso móvil, tabaco y las llaves – Dice Elsa sacándose del bosillo sus pertenencias tomando precaución ante lo que pudiera pasar.
“Que me tire al agua, que me tire al agua” Decía la consciéncia de Elsa.

-          - Ya ves tu que problema.. – Dice Marcos dando unos pasos más y cogiéndola de los brazos.

-          - Porfavor porfavor, si me tiras déjame por lo menos que deje esto en la arena – Dice Elsa adoptando en su voz un tono de niña pequeña.

-         -  Te doy cinco segundos! – Dice Marcos con una sonrisa juguetona. No tenía intención de tirarla pero se estaba divirtiendo mucho viendo a Elsa de ese modo.

Elsa corre hacía la arena y deja todas sus cosas, mira a Marcos y empieza a correr.
Marcos no podía parar de reirse y Elsa no dejaba de dar circulos por aquella playa.
A los pocos segundos Elsa se había rendido y había decidido sentarse de nuevo en la arena, esta vez apoyada en las rocas las cuales separaban esa playa de una pequeña cala que había al otro lado.
Marcos seguía allí, a los pies de ese interminable mar sin poder controlar las carcajadas.

“Le hace mucha gracia no? Pues Ahora el que se va a ir al agua de cabeza va a ser él” Piensa Elsa que se levanta decidida y empieza a caminar con paso firme hasta donde estaba Marcos.
Marcos le lee el pensamiento, tira sus pertenencias a la arena justo donde se encontraban las cosas de Elsa y se quita la camiseta.

Elsa lo ve y traga saliva, intenta controlar los gestos de su cara pero por lo visto Marcos vuelve a reirse. No se le daba muy bien eso de controlar las expresiones, la había pillado.
Acelera el paso aún más enfadada y lo empuja con todas sus fuerzas al mar.
Marcos cae al agua, pero atrapa a Elsa con sus brazos la cual cae con él.
Estaban los dos empapados.

-          - Eres tontoooooooo! – Dice Elsa saliendo del agua y deshaciendose de su ropa. La deja en la arena y se vuelve a meter en el agua. Ya que la había tirado al agua con él, por lo menos se daba un baño en condiciones.

-          - Eh eh eh, nada de estreaptease Elsa, que seguro que eres menor – Dice Marcos sentado en la orilla con otra carcajada.

-          - Mira, callate anda, y no me mires! – Dice Elsa muy indignada y empieza a nadar alejandose de el.

-          - Y encima te vas a nadar y me dejas aquí solito? – Dice Marcos seguido de un puchero.

Elsa se para y lo mira. Nada de nuevo en dirección a la arena, sale del agua y se sienta en el sitio donde había dejado sus cosas sin decir una palabra.
Ese chico la había tirado al agua, la estaba haciendo rabiar y ella nisiquiera estaba enfadada. Todo lo contrario, estaba contenta y cada vez más de la noche que estaba pasando con Marcos pero no tenía intención de ceder todavía.
Marcos sale del agua, se escurre los pantalones y se sienta a su lado.

-          - Olle, el enfadado tendría que ser yo, que has sido tú la que me has tirado al agua – Dice Marcos mirando muy serio a Elsa. Se había enfadado de verdad?
Elsa lo mira y suelta una carcajada. Era muy díficil hacerse la enfadada con él. Esa mirada podía con ella.

-          - Vale vale te perdono – Dice Elsa encogiendose sobre si misma. Estaba cogiendo frío.
Se escurre el pelo, lo alborota un poco y se lo recoge en un moño alto y desecho.
Marcos sólo se límita a sonreir y al ver que Elsa había empezado a tiritar se acerca a ella y la rodea con sus brazos.

Elsa no estaba sorprendida por la reacción de Marcos y apoya la cabeza en su hombro derecho.
Tenía mucho frío pero estaba agusto, muy agusto y se deja llevar. Separa los brazos de su cuerpo y lo abraza.

Marcos siente los pequeños brazos de aquella chica rodeando su cintura y siente de nuevo otro escalofrío.

“besala, besala besala” “ No lo hagas, estas con Carlota, no la beses”. El demonio y el ángel de su consciencia habían invadido sus pensamientos. Y aunque el sabía que no debía hacerlo las ganas del momento vencen al ángel.

La mira una vez más y le acaricia la mejilla. Eleva suavemente la barbilla de la chica, clava sus ojos en los de ella y la noche hace el resto. Un beso con sabor a sal seguido de otro aún más largo. Ya no les importaba nada aunque en ese momento no estaban pensando en las consecuencias que acarrearía ese beso cuando saliera el sol.