Elsa se sentía muchísmo
mejor. Ahora el alcohol solo nadaba por sus venas y un largo trago de agua que
había bebido en la fuente de al lado de la playa le había devuelto los
pensamientos a su sitio.
Baja las escaleras que conducían
a la arena y se tumba boca arriba cerca del mar. Esa noche habían muchas estrellas
en el cielo y la brisa marina le golpeaba suavemente en la cara.
- - ¿Me puedo
tumbar a tu lado? – Dice Marcos ocupando la vista panorámica de Elsa.
- - Yo te dejo
que te sientes a mi lado, pero no prefieres estar allí en la discoteca con
todos tus amigos y tu novia? – Dice Elsa sin moverse mirando fijamente los ojos
de ese chico, que estaban justo encima de los suyos.
- - Si he venido
aquí es porque prefiero estar aquí no? – Dice Marcos acabando con ese juego de
miradas y tumbándose a su lado.
-
Elsa se da la
vuelta y continua mirando a Marcos. Su respuesta no era la que esperaba pero sí
la que quería oir. Quería que Marcos prefiriera quedarse allí con ella. Era una
buena compañía por no decir la mejor.
Los
segundos vuelan y ninguno de los dos pronuncia ninguna palabra, sólo se limitan
a mirarse hasta que Elsa aparta la mirada. Esa mirada la ponía nerviosa.
Marcos
se ríe y se incorpora un poco, apoyando la cabeza en su brazo izquierdo.
- - Si
estubieramos jugando al juego de las miradas, hubiera ganado yo – Dice Marcos
sin dejar de mirarla.
- - No vale, tu
mirada pone nerviosa – Dice Elsa sentandose con los pies cruzados.
- - Pues solo te
pone nerviosa a ti eh, porque nadie antes me lo había dicho – Dice Marcos.
- - Pues bueno..
sólo me pondrá nerviosa a mi. Pero si no tubieras esos ojazos, seguro que no me
pasaría – Dice Elsa sacándole la lengua.
- - Entonces yo
también tendría que ponerme nervioso – Dice Marcos sentándose de la misma forma
que Elsa y acercándose un poco más a ella.
- - ¿Por qué? –
Dice Elsa con ganas de oir una respuesta.
- - Eso me lo
guardo para mi – Dice Marcos a la vez que le guiña un ojo a aquella rubia. No
entraba en sus planes decirle que desde que la vió no ha podido dejar de
mirarla y que para él ella es preciosa. Podría decir la chica de sus sueños,
pero no es ni la situación ni el momento.
- - Te gusta
dejarme intrigada? Porque lo has conseguido! – Dice Elsa que se pone en pie y
camina en dirección al agua.
- - Ese era mi
propósito. Tienes intención de bañarte? – Dice Marcos. La brisa del mar
levantaba una y otra vez aquella camiseta ancha y corta que llevaba Elsa
dejando al descubierto su espalda bronceada y firme. Escalofrio. Marcos siente
un escalofrio.
- - Eso me lo
guardo para mi! – Dice Elsa imitando la anterior frase de Marcos.
- - Quieres irte
al agua de cabeza, no rubita? – Dice Marcos persiguiendo a Elsa.
- - No serás
capaz de tirarme a algua – Dice Elsa con los zapatos en la mano y los pies ya
en el agua.
- - No me
provoques, que quien juega con fuego, se acaba quemando! – Dice Marcos de forma
divertida en frente de la chica rubia.
- - No puedes
tirarme al agua, tengo un valioso móvil, tabaco y las llaves – Dice Elsa
sacándose del bosillo sus pertenencias tomando precaución ante lo que pudiera
pasar.
“Que me
tire al agua, que me tire al agua” Decía la consciéncia de Elsa.
- - Ya ves tu que
problema.. – Dice Marcos dando unos pasos más y cogiéndola de los brazos.
- - Porfavor
porfavor, si me tiras déjame por lo menos que deje esto en la arena – Dice Elsa
adoptando en su voz un tono de niña pequeña.
- - Te doy cinco
segundos! – Dice Marcos con una sonrisa juguetona. No tenía intención de tirarla
pero se estaba divirtiendo mucho viendo a Elsa de ese modo.
Elsa
corre hacía la arena y deja todas sus cosas, mira a Marcos y empieza a correr.
Marcos
no podía parar de reirse y Elsa no dejaba de dar circulos por aquella playa.
A los
pocos segundos Elsa se había rendido y había decidido sentarse de nuevo en la
arena, esta vez apoyada en las rocas las cuales separaban esa playa de una
pequeña cala que había al otro lado.
Marcos
seguía allí, a los pies de ese interminable mar sin poder controlar las carcajadas.
“Le hace
mucha gracia no? Pues Ahora el que se va a ir al agua de cabeza va a ser él”
Piensa Elsa que se levanta decidida y empieza a caminar con paso firme hasta
donde estaba Marcos.
Marcos
le lee el pensamiento, tira sus pertenencias a la arena justo donde se
encontraban las cosas de Elsa y se quita la camiseta.
Elsa lo
ve y traga saliva, intenta controlar los gestos de su cara pero por lo visto
Marcos vuelve a reirse. No se le daba muy bien eso de controlar las
expresiones, la había pillado.
Acelera
el paso aún más enfadada y lo empuja con todas sus fuerzas al mar.
Marcos
cae al agua, pero atrapa a Elsa con sus brazos la cual cae con él.
Estaban
los dos empapados.
- - Eres
tontoooooooo! – Dice Elsa saliendo del agua y deshaciendose de su ropa. La deja
en la arena y se vuelve a meter en el agua. Ya que la había tirado al agua con
él, por lo menos se daba un baño en condiciones.
- - Eh eh eh,
nada de estreaptease Elsa, que seguro que eres menor – Dice Marcos sentado en
la orilla con otra carcajada.
- - Mira, callate
anda, y no me mires! – Dice Elsa muy indignada y empieza a nadar alejandose de
el.
- - Y encima te
vas a nadar y me dejas aquí solito? – Dice Marcos seguido de un puchero.
Elsa se
para y lo mira. Nada de nuevo en dirección a la arena, sale del agua y se
sienta en el sitio donde había dejado sus cosas sin decir una palabra.
Ese
chico la había tirado al agua, la estaba haciendo rabiar y ella nisiquiera
estaba enfadada. Todo lo contrario, estaba contenta y cada vez más de la noche
que estaba pasando con Marcos pero no tenía intención de ceder todavía.
Marcos
sale del agua, se escurre los pantalones y se sienta a su lado.
- - Olle, el
enfadado tendría que ser yo, que has sido tú la que me has tirado al agua –
Dice Marcos mirando muy serio a Elsa. Se había enfadado de verdad?
Elsa lo
mira y suelta una carcajada. Era muy díficil hacerse la enfadada con él. Esa
mirada podía con ella.
- - Vale vale te
perdono – Dice Elsa encogiendose sobre si misma. Estaba cogiendo frío.
Se
escurre el pelo, lo alborota un poco y se lo recoge en un moño alto y desecho.
Marcos
sólo se límita a sonreir y al ver que Elsa había empezado a tiritar se acerca a
ella y la rodea con sus brazos.
Elsa no
estaba sorprendida por la reacción de Marcos y apoya la cabeza en su hombro
derecho.
Tenía
mucho frío pero estaba agusto, muy agusto y se deja llevar. Separa los brazos
de su cuerpo y lo abraza.
Marcos
siente los pequeños brazos de aquella chica rodeando su cintura y siente de
nuevo otro escalofrío.
“besala,
besala besala” “ No lo hagas, estas con Carlota, no la beses”. El demonio y el
ángel de su consciencia habían invadido sus pensamientos. Y aunque el sabía que
no debía hacerlo las ganas del momento vencen al ángel.
La mira
una vez más y le acaricia la mejilla. Eleva suavemente la barbilla de la chica,
clava sus ojos en los de ella y la noche hace el resto. Un beso con sabor a sal
seguido de otro aún más largo. Ya no les importaba nada aunque en ese momento
no estaban pensando en las consecuencias que acarrearía ese beso cuando saliera
el sol.
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