miércoles, 22 de febrero de 2012

Capitulo 15 - El secreto de las olas -


“Marcos, Sergio, Marcos, Sergio” Elsa tenía dos nombres para un solo corazón.

 Sentada en la cama, intenta buscarle una respuesta al por qué de todo esto. Se abraza así misma, y cierra los ojos. Su piel todavía olia a sal y la noche con Marcos se repetía una vez tras otra en su cabeza. Suspira y sonríe. “¿Elsa qué te pasa?” Hace unas horas estaba segurísima de que el único que había sido capaz de conquistarla de verdad en sus dieciseis años de vida era Sergio y ahora? Solo tenía clara una cosa: Jamás viviría una noche tan increible como la que había vivido con el chico de la mirada cautivadora y aunque deseaba con todas sus fuerzas que todas las noches fueran como esa, no se iba a volver a repetir. Si no hubieran bebido todo eso no habría pasado, es más, no tendría que haber pasado. El tiene novia y ella está con otro.

Y con ese pensamiento, Elsa se acurruca en la cama y cierra los ojos sin poder evitar que una pequeña lágrima se escape de su ojo derecho.


Ocho llamadas perdidas de Carlota. Marcos deja el móvil en la estantería y se tumba boca arriba con las manos detrás de la nuca. No tenía ganas de hablar con ella y si de algo le había servido aquella noche con Elsa, era para darse cuenta definitivamente de que no estaba enamorado de su novia. Que nunca lo había estado.

 Ya tenía ganas de tener a Elsa entre sus brazos otra vez. ¿Era un ángel? No, la chica rubia era real, tan real como las sensaciones que había sentido cuando la besó en la playa. Se le escapa otra sonrisa al recordar ese momento. Ahora lo tenía todo claro. No valía la pena seguir con Carlota cuando la que realmente le hacía sentir bien era Elsa. Cierra los ojos y se queda dormido pensando en su rubia, en la perfecta noche, en el último beso y en las palabras que debería utilizar para decirle a Carlota que ya no quería seguir con ella.

-            
         - Elsa dicen tus papis que te despierte ya que es tarde – Dice Álex mientras zarandea el brazo de su prima.

-               - Pero si aun es muy temprano Álex.. – Dice Elsa entre ronrroneos.
 
         - Pues me han dicho que son las cinco de la tarde y que nosotros nos vamos a comprar a un sitio – Dice Álex séntandose al lado de Elsa.

-            -  ¿Ya son las cinco? – Dice Elsa levantándose de la cama rápidamente.

        - Sí, y yo ya he cumplido mi misión para que me den un chupachup así que voy a pedirselo a la tita! – Dice Álex saliendo de la habitación y acudiendo hasta donde estaban sus padres, sus tios y su prima.
Marisa le da el chupachup que le había prometido al pequeño y entra en la habitación donde se encontraba su hija recién levantada.

-         -   Elsa nosotros nos vamos ya, volveremos a la hora de cenar. Tienes algo de comer en la cocina vale? – Dice Marisa apoyada en el marco de la puerta.

-          - Vale mamá, yo saldré ahora con mis amigos, hasta luego – Dice Elsa a la vez que hacía la cama y viendo como su madre desaparecía otra vez de aquella habitación.
Se viste con ropa de deporte y llama a Raquel.

-          - Hombre! Porfin das señales de vida! – Dice Raquel aliviada de que su amiga estubiera bien.

-          - Si si, ya te contaré. Donde estais? – Dice Elsa ya en la calle caminando sin rumbo.

-          - En la piscina. Vas a venir?

      - No no voy a ir, voy a ir a correr ahora, que me apetece. Está el grupo de Marcos allí? – Dice Elsa con un nudo en el estómago. Debía hablar con él.

-          - Si. Me quieres contar ya que pasa? – Dice Raquel ansiosa a la vez que intrigada.

-          - Ahora te veo. – Dice Elsa finalizando la llamada. Se guarda el móvil en el bolsillo y empieza a correr rumbo a la piscina municipal.


Raquel no entendía nada. Mira hacía el grupo de Marcos de nuevo y se da cuenta de que sólo están los chicos. Ni rastro de Carlota y sus amigas. “Ayer en la discoteca Elsa desapareció pero Marcos tampoco estaba” Piensa a la vez que lo relaciona todo y saca su propia conclusión, que era la acertada. De todos modos Elsa no se iba a librar de esta, en cuanto la viera aparecer por esa puerta, se lo iba a contar todo sin dejarse ni el más mínimo detalle.
Antes de lo que pensaba su amiga ya estaba allí. Tenía un rostro serio y buscaba algo o alguien a quien acababa de encontrar.
Se dirige hacia el grupo de Marcos y se planta delante del chico rubio.

-          - Hola – Dice Elsa con la mirada clavada en la de él.

-          - Hola Elsa  - Dice Marcos con una sonrisa.

      - ¿Puedo hablar contigo? – Dice la chica rubia con un hilo de voz. Tenía ganas de llorar pero no iba a hacerlo. No tenía ningún motivo para hacerlo o eso quería creer.

-          - Claro, vamos fuera – Dice Marcos encaminándose hacía la puerta.
Elsa lo sigue y cuando sale lo ve apoyado en su audi. Se apoya junto a el y lo mira con tristeza. “Elsa debes hacer lo correcto y esto es lo correcto, da igual lo que quieras tu, pero él no es para ti”. Piensa sin dejar de mirar al suelo. Cuando consigue levantar la mirada, él la mira esperando sus palabras.

-          - Yo.. quizás le he dado muchas vueltas a lo que pasó anoche pero tranquilo que ya se que solo fue eso, una noche. Tu estas con Carlota y yo no me voy a meter en medio además yo estoy con otro chico allí en Barcelona. Lo mejor es que seamos amigos Marcos – Dice Elsa temblando, con el nudo que parecía inmenso ya en su estómago y apretando los puños fuertemente.

Marcos no tenía palabras, sólo un corazón roto. No podía decir que estaba enamorado de ella, pero sí que lo que no había sentido por Carlota en un año, lo había sentido por Elsa en una noche. Esas palabras le habían pillado totalmente desprevenido y se había venido a bajo, era la primera chica que había echo que él, Marcos Santana, se viniera a bajo.

Elsa se sentía la peor persona del mundo y ver a Marcos con esa expresión de susto la hundía todavía más. ¿Por qué se había puesto así? Él estaba con otra!


-         -  Hija de puta! – Dice Carlota avanzando rápidamente hacía Elsa por la calle principal. Cuando esta frente a ella la coje de los pelos y la arrastra hasta la puerta del recinto – Eres una hija de puta! Quien te crees que eres eh quien! Llegas aquí en un dia y ya provocas que mi novio me deje, que me deje por ti pija asquerosa!
Carlota estaba fuera de si y Elsa solo la miraba. Ni siquiera le dolian todos los tirones de pelo ni la mano de aquella chica clavada en su cuello.

Marcos reacciona. Ve todo el panorama y separa a Carlota de Elsa.

-         -  Como la vuelvas a tocar, te vas a meter en muchos problemas Carlota – Dice Marcos empujando a la que ahora era su ex novia unos metros hacia atrás. Mira a Elsa por última vez, se mete dentro del coche y a todo gas desaparece dejando una nuve de polvo a los pies de las dos chicas que habían marcado su vida.

-          - Lo ves? Ojalá nunca, NUNCA hubieras venido aquí gilipollas! – Dice Carlota pegándole una patada a la papelera más cercana. Tenía ganas de matar a esa niñata pero no podía hacerlo. Como se le cruzaran los cables, podría denunciarla y se metería en un buen lío.

-          - Déjame en paz Carlota, olvídame. Marcos no te ha dejado por mi, te ha dejado porque eres una guarra que solo has hecho que ponerle los cuernos, no te mereces que te quiera, no te mereces que te quiera nadie – Dice Elsa muy tranquila y firme. No podía quedarse allí por más tiempo ya que no sabía en que momento se iba a alterar, pero no quedaba mucho para que eso ocurriera. Ahora sólo sentía tristeza y melancolía y un enorme vacío en su interior.

-          - Te equivocas Elsa, te equivocas. Me lo ha contado todo y me ha confesado que esa noche no había sido una noche cualquiera, había sido importante. Me ha dejado por ti, porque quería intentarlo contigo. Te deseo lo peor, pero tranquila, no vas a estar con él, me has ahorrado el trabajo de joderte tu oportunidad, ahora solo me queda amargarte lo que te queda aqui, que espero que sea poco – Dice Carlota perdiendo los nervios de nuevo. Le lanza una mirada desafiante, la empuja contra el cartel de la entrada y entra a toda velocidad a la piscina.

Elsa, ahora si, envuelta en rabia, retoma su carrera hacía no sabe donde. Después de quince minutos de un largo “spring” se detiene, saca el móvil y hace lo que tenía que haber echo desde que se despertó.

-          - Elsa! No sabes lo mucho que te echaba de menos – Dice Sergio eufórico de escuchar a Elsa.

-          - No digas nada Sergio, pero se acabó. Nunca debería haber empezado. Lo siento, pero no puedo seguir contigo. – Dice Elsa decidida. No espera la respuesta de Sergio y cuelga.

Mira al cielo. Todo despejado. Así era su vida hace una semana y ahora estaba plagada de nubes, de nubes negras que desprendian relámpagos una y otra vez.
Ni Marcos, ni Sergio. No quería saber nada más del amor, de los sentimientos ni de los chicos. Lo había decidido y no había marcha atrás pero nadie decide por el corazón, y el corazón de Elsa ya tenía un nombre grabado en él.

lunes, 20 de febrero de 2012

Capitulo 14 - El secreto de las Olas -


Elsa se sentía muchísmo mejor. Ahora el alcohol solo nadaba por sus venas y un largo trago de agua que había bebido en la fuente de al lado de la playa le había devuelto los pensamientos a su sitio.
Baja las escaleras que conducían a la arena y se tumba boca arriba cerca del mar. Esa noche habían muchas estrellas en el cielo y la brisa marina le golpeaba suavemente en la cara.

-         -  ¿Me puedo tumbar a tu lado? – Dice Marcos ocupando la vista panorámica de Elsa.

-        -   Yo te dejo que te sientes a mi lado, pero no prefieres estar allí en la discoteca con todos tus amigos y tu novia? – Dice Elsa sin moverse mirando fijamente los ojos de ese chico, que estaban justo encima de los suyos.

-         -  Si he venido aquí es porque prefiero estar aquí no? – Dice Marcos acabando con ese juego de miradas y tumbándose a su lado.

-          Elsa se da la vuelta y continua mirando a Marcos. Su respuesta no era la que esperaba pero sí la que quería oir. Quería que Marcos prefiriera quedarse allí con ella. Era una buena compañía por no decir la mejor.
Los segundos vuelan y ninguno de los dos pronuncia ninguna palabra, sólo se limitan a mirarse hasta que Elsa aparta la mirada. Esa mirada la ponía nerviosa.
Marcos se ríe y se incorpora un poco, apoyando la cabeza en su brazo izquierdo.

-         -  Si estubieramos jugando al juego de las miradas, hubiera ganado yo – Dice Marcos sin dejar de mirarla.

-         -  No vale, tu mirada pone nerviosa – Dice Elsa sentandose con los pies cruzados.

-         -  Pues solo te pone nerviosa a ti eh, porque nadie antes me lo había dicho – Dice Marcos.


-         -  Pues bueno.. sólo me pondrá nerviosa a mi. Pero si no tubieras esos ojazos, seguro que no me pasaría – Dice Elsa sacándole la lengua.

-        -   Entonces yo también tendría que ponerme nervioso – Dice Marcos sentándose de la misma forma que Elsa y acercándose un poco más a ella.


-         -  ¿Por qué? – Dice Elsa con ganas de oir una respuesta.

-          - Eso me lo guardo para mi – Dice Marcos a la vez que le guiña un ojo a aquella rubia. No entraba en sus planes decirle que desde que la vió no ha podido dejar de mirarla y que para él ella es preciosa. Podría decir la chica de sus sueños, pero no es ni la situación ni el momento.

-          - Te gusta dejarme intrigada? Porque lo has conseguido! – Dice Elsa que se pone en pie y camina en dirección al agua.

-          - Ese era mi propósito. Tienes intención de bañarte? – Dice Marcos. La brisa del mar levantaba una y otra vez aquella camiseta ancha y corta que llevaba Elsa dejando al descubierto su espalda bronceada y firme. Escalofrio. Marcos siente un escalofrio.

-         -  Eso me lo guardo para mi! – Dice Elsa imitando la anterior frase de Marcos.

-          - Quieres irte al agua de cabeza, no rubita? – Dice Marcos persiguiendo a Elsa.

-          - No serás capaz de tirarme a algua – Dice Elsa con los zapatos en la mano y los pies ya en el agua.

-          - No me provoques, que quien juega con fuego, se acaba quemando! – Dice Marcos de forma divertida en frente de la chica rubia.

-          - No puedes tirarme al agua, tengo un valioso móvil, tabaco y las llaves – Dice Elsa sacándose del bosillo sus pertenencias tomando precaución ante lo que pudiera pasar.
“Que me tire al agua, que me tire al agua” Decía la consciéncia de Elsa.

-          - Ya ves tu que problema.. – Dice Marcos dando unos pasos más y cogiéndola de los brazos.

-          - Porfavor porfavor, si me tiras déjame por lo menos que deje esto en la arena – Dice Elsa adoptando en su voz un tono de niña pequeña.

-         -  Te doy cinco segundos! – Dice Marcos con una sonrisa juguetona. No tenía intención de tirarla pero se estaba divirtiendo mucho viendo a Elsa de ese modo.

Elsa corre hacía la arena y deja todas sus cosas, mira a Marcos y empieza a correr.
Marcos no podía parar de reirse y Elsa no dejaba de dar circulos por aquella playa.
A los pocos segundos Elsa se había rendido y había decidido sentarse de nuevo en la arena, esta vez apoyada en las rocas las cuales separaban esa playa de una pequeña cala que había al otro lado.
Marcos seguía allí, a los pies de ese interminable mar sin poder controlar las carcajadas.

“Le hace mucha gracia no? Pues Ahora el que se va a ir al agua de cabeza va a ser él” Piensa Elsa que se levanta decidida y empieza a caminar con paso firme hasta donde estaba Marcos.
Marcos le lee el pensamiento, tira sus pertenencias a la arena justo donde se encontraban las cosas de Elsa y se quita la camiseta.

Elsa lo ve y traga saliva, intenta controlar los gestos de su cara pero por lo visto Marcos vuelve a reirse. No se le daba muy bien eso de controlar las expresiones, la había pillado.
Acelera el paso aún más enfadada y lo empuja con todas sus fuerzas al mar.
Marcos cae al agua, pero atrapa a Elsa con sus brazos la cual cae con él.
Estaban los dos empapados.

-          - Eres tontoooooooo! – Dice Elsa saliendo del agua y deshaciendose de su ropa. La deja en la arena y se vuelve a meter en el agua. Ya que la había tirado al agua con él, por lo menos se daba un baño en condiciones.

-          - Eh eh eh, nada de estreaptease Elsa, que seguro que eres menor – Dice Marcos sentado en la orilla con otra carcajada.

-          - Mira, callate anda, y no me mires! – Dice Elsa muy indignada y empieza a nadar alejandose de el.

-          - Y encima te vas a nadar y me dejas aquí solito? – Dice Marcos seguido de un puchero.

Elsa se para y lo mira. Nada de nuevo en dirección a la arena, sale del agua y se sienta en el sitio donde había dejado sus cosas sin decir una palabra.
Ese chico la había tirado al agua, la estaba haciendo rabiar y ella nisiquiera estaba enfadada. Todo lo contrario, estaba contenta y cada vez más de la noche que estaba pasando con Marcos pero no tenía intención de ceder todavía.
Marcos sale del agua, se escurre los pantalones y se sienta a su lado.

-          - Olle, el enfadado tendría que ser yo, que has sido tú la que me has tirado al agua – Dice Marcos mirando muy serio a Elsa. Se había enfadado de verdad?
Elsa lo mira y suelta una carcajada. Era muy díficil hacerse la enfadada con él. Esa mirada podía con ella.

-          - Vale vale te perdono – Dice Elsa encogiendose sobre si misma. Estaba cogiendo frío.
Se escurre el pelo, lo alborota un poco y se lo recoge en un moño alto y desecho.
Marcos sólo se límita a sonreir y al ver que Elsa había empezado a tiritar se acerca a ella y la rodea con sus brazos.

Elsa no estaba sorprendida por la reacción de Marcos y apoya la cabeza en su hombro derecho.
Tenía mucho frío pero estaba agusto, muy agusto y se deja llevar. Separa los brazos de su cuerpo y lo abraza.

Marcos siente los pequeños brazos de aquella chica rodeando su cintura y siente de nuevo otro escalofrío.

“besala, besala besala” “ No lo hagas, estas con Carlota, no la beses”. El demonio y el ángel de su consciencia habían invadido sus pensamientos. Y aunque el sabía que no debía hacerlo las ganas del momento vencen al ángel.

La mira una vez más y le acaricia la mejilla. Eleva suavemente la barbilla de la chica, clava sus ojos en los de ella y la noche hace el resto. Un beso con sabor a sal seguido de otro aún más largo. Ya no les importaba nada aunque en ese momento no estaban pensando en las consecuencias que acarrearía ese beso cuando saliera el sol.

Capitulo 13 - El secreto de las olas -


-         - ¡Ya pensábamos que no veniais chicas! – Dice Ana acercándose a ellas en cuanto las ve bajar del autobús.

-         -  Esque hemos tenido problemas, de todo tipo – Dice Raquel remarcando la última frase.

-         -  Ui, movidas con el grupito de Carlota? – Dice Ana a la vez que las tres chicas juntas se reunian con el resto del grupo que ya iba igual de bebido que ellas.

-        -  Sí, y no veas que fierecilla tenemos en el grupo Ana – Dice Raquel dándole un golpe en el hombro a Elsa que parecía estar un poco ausente.

-         -  ¿La niña buena con carácter? ¡Esa es la actitud que hay que tener! – Dice Ana mirándo a Elsa con un gesto simpático – Y perdona Elsa que esta mañana ninguna hayamos estado muy receptivas contigo, nos alegramos mucho de tener una chica más en nuestro grupo.

-         -  No te preocupes no te preocupes, está todo bien – Dice Elsa concentrándose mucho para lograr hablar bien. Necesitaba bailar o que se le pasara la borrachera.

Las tres chicas se mezclan con el resto de sus amigos. Unos ya habían empezado a bailar sin música, otros habían desaparecido y todos sabían el por qué y el resto, se podría decir que los más serenos, se encontraban sentados en el suelo de ese parking contando chistes malos.
Elsa, Raquel y Ana optan por coger la última botella de martini que quedaba y servirse el último cubata antes de entrar a la Norve a bailar.

El parking de “La zona“ empezaba a llenarse de coches y de gente demasiado desfasada.  El grupo de Raquel al ver todo el panorama pagó la entrada y entró a la discoteca.
Eran solo las doce y media de la noche y aquello estaba a rebosar.
Elsa junto a sus dos nuevas amigas empiezan a moverse en medio de la pista al ritmo de la música. No lo hacían nada mal y pronto se vieron rodeadas por el resto de la gente que había en el local.
Elsa estaba fuera de sí. Movía sus caderas sensualmente de un lado hacía otro y con las manos se tocaba el pelo. “Que mareo llevas encima Elsa pero tu no pares de bailar” Piensa Elsa a la vez que su pensamiento se mezclaba con “lady loca”, la nueva canción que acababan de poner.


Marcos y sus amigos acababan de llegar. El chico rubio llevaba seis cubatas seguidos de ron con cocacola y había conseguido ir borracho, pero no deshacerse de su rallada. Decide quedarse fuera fumándose un cigarro mientras el resto de sus amigos y su novia, entraban en el local.

Jose entra el primero y al cruzar la puerta divisa el gran corrillo que se había formado allí. Se acerca un poco más y se da cuenta que eran tres chicas que estaban bailando y que una de ellas era su rubia, era Elsa.

No se lo piensa y se hace paso en medio de la gente hasta poder rodear con sus manos la cadera de esa chica.
Como un acto reflejo, Elsa se da media vuelta y le propina un manotazo en la cara a aquel cretino que le había cortado todo el rollo. Cuando reconoce quién es, se ríe irónicamente y empieza a chillar.

-        -  ¡Tú eres tonto o que te pasa! Desde que te he visto esta mañana no has dejado de molestarme, que NO ME INTERESAS, así que déjame empaz ya ostia. No pienso estar todo este puto mes aguantandote! – Dice Elsa en un ataque de rabia.
Se libera de ese corrillo y sale fuera de la discoteca.

“¡Qué asco de tío!” Piensa a la vez que se enciende un cigarro.
Tenía que relajarse de una vez así que cierra los ojos y respira lentamente. Cuando los vuelve a abrir, lo ve a él.

Tenía razón Raquel, ese chico rubio de ojos azules era guapísimo pero no le gustaba la expressión que dibujaba su rostro. Parecía triste.

-         -  Hola Marcos – Dice Elsa apoyándose en la barandilla donde se encontraba apoyado él.

-         -  E.. Hola desconocida – Dice Marcos mirando a la chica rubia apoyada a su lado. No sabía como se llamaba, pero no era ninguna desconocida para él.

-        -  Me llamo Elsa y soy “La nueva” – Dice Elsa gesticulando de forma interesante al decir el mote que todo el mundo le había puesto en ese pueblo.

-         -  Pues encantado Elsa, te habría dicho mi nombre pero veo que ya te lo sabes – Dice Marcos soltando una carcajada. La primera sonrisa de la noche y se la había sacado ella.
-           
-        -  Esque eres muy famoso en el pueblo – Dice Elsa tirando el cigarro por la barandilla y fijándose si caía al mar, que se encontraba a sus pies.
No, no lo había visto caer. Se asoma un poco más y pone cara de fastidio.

Marcos ríe. No sabe si por las caras que estaba poniendo Elsa o porque se sentía bien a l lado de aquella niña.
- Seguramente habrá caido al mar, así que no te preocupes. – Dice Marcos.
Elsa intenta esbozar una sonrisa que acaba convirtiendose en una mueca. Tenía muchas ganas de devolver. Eran las consecuencias de haber cenado poco  y haber bebido mucho.

-          - Esto.. Marcos. Yo me voy a dar un paseo, ya hablaremos.. – Dice Elsa caminando agarrada a la barandilla y despidiendose del chico guapo con la mano que le quedaba libre.

Marcos la ve alejarse. “Seguramente irá a la playa”. Piensa a la vez que sonríe. Esa chica era predecible y tenía un don. El don de dibujar sonrisas permanentes en sus labios.
Y sin dejar de sonreir sigue el rastro que iban dejando los pasos de Elsa. No sabía que iba a pasar ni a que hora iban a volver, pero sabía que por lo menos, lo que quedaba de noche, iba a estar con ella.

sábado, 18 de febrero de 2012

Capitulo 12 - El secreto de las olas -


Estaba atardeciendo.

Elsa se encontraba sentada en los bancos del paseo con una sonrisa tonta en la cara. Cualquiera que la viera supondría que estaba hablando con alguien especial y así era. Sergio era muy especial.

-          Entonces guay no? Ya tienes amigos con los que pasartelo bien – Dice Sergio al otro lado del telefono.

-          Si, y esta noche han dicho de ir a la discoteca del pueblo de al lado. Con la que mejor me llevo es con Raquel, con el resto de chicas aún no he hablado mucho.. – Dice Elsa pensando que esa noche podría ser buena para empezar a conocerlas mejor.

-          Bueno cariño, ya verás como será un mes mejor de lo que te esperabas. Ya sabes que yo estoy aquí echandote de menos y eso que solo es el primer dia – Dice Sergio seguido de un suspiro. “Su Elsa” Piensa. Estaba lejos pero porfin era suya.


-          Eso espero. Te tengo que dejar vale? Que aún tengo que cenar, ducharme, arreglarme y he quedado con mi amiga a las diez y media. Un besito cielo, te quiero! – Dice Elsa levantandose del banco a la vez que tecleaba la tecla roja de su móbil después de recibir otro te quiero por parte de su chico. Sí que lo echaba de menos y le gustaría estar con él en estos momentos, pero no ocupaba todo el rato sus pensamientos. “Aún es pronto para estar enamorada del todo” Piensa Elsa a la vez que entra por la puerta de su casa.

Mientras, en otro lugar de aquel pueblo.. 

-          Marcos! Joder tío donde te habías metido? – Dice Héctor acércandose al muro donde se encontraba sentado su amigo.

-          Pues llevo aquí desde que nos hemos ido de la piscina tio. Ahora iré a casa a cambiarme y tal para la noche – Dice Marcos con la cabeza en otro sitio. No entendía por qué estaba así.

-          Eh, estás bien? – Dice Héctor sentándose a su lado.

-          Si si, no te preocupes. Tengo el día tonto hoy pero en cuanto me beba el primer cubata se me pasa – Dice Marcos guiñandole un ojo a Héctor.

-          Como si no te conociera hermano, que son muchos años ya. A ti te pasa algo porque no eres de esos que cuando se raya se viene a pensar a un muro – Dice Héctor mirando a su mejor amigo. Lo conocía desde que tenían diez años y siempre habían estado juntos. No eran hermanos de sangre, pero si de corazón.

-          Tu lo has dicho, son ralladas nada más. Anda vamos, que tengo el coche aparcado aquí detrás y se nos va a hacer tarde – Dice Marcos poniéndose en pie y sacando las llaves de su adorado audi.

Héctor estaba seguro de que algo grave rondaba por la cabeza de su amigo pero tenía mucho tiempo aún para averiguar cual era el motivo. Los dos juntos se suben en el coche pensando en la fiesta que les esperaba horas más tarde.


Elsa no había cenado mucho esa noche. Su primo Álex se había quedado dormido en el sofá y Clara estaba sentada en la cama de Elsa mirando como su hermana se vestía y se arreglaba.

-          Elsa cuando yo sea mayor, podré ponerme todas las cosas que te pones tú? – Le pregunta la pequeña a su hermana, mirando sus tacones de cuña azul  marino.

-          Pues no, porque cuando tu seas mayor, iras muchísimo más guapa! – Dice Elsa guardando la barra de rímel en su neceser y cogiendo el brillo de labios.

-          Jo, pues yo quiero ser mayor ya. Me puedo pintar un poquito y después me lo quito? – Dice Clara levantándose y cogiendo el neceser de Elsa, mirando curiosa su maquillaje. Cuando ella fuera mayor, quería ser igual de guapa que su hermana y tener todas las cosas que ella tenía.

-          Pero si a ti no te hace falta maquillarte para estar guapa. Pero bueno va, pon morritos – Dice Elsa acercando el pincel untado de brillo de labios a los morritos que acababa de poner su hermana. Se lo pasa ligeramente hasta darle un poco de brillo y lo guarda en su sitio. – Pero mira que bien te queda! Estás echa toda una chica mayor.

La pequeña Clara se mira en el espejo, sonríe y va corriendo a enseñárle su “nuevo look” a su madre.

Elsa ya estaba lista y antes de lo previsto. “Voy mejorando” Piensa la guapa chica rubia que se despide de sus padres y sale en busca de su amiga.

Cuando ve a Raquel de lejos, no parece estar muy contenta.

-          Hola Elsa, tenemos un problema – Dice Raquel con las bebidas en los pies y apoyada en la baranda del parque donde habían quedado.

-          Que pasa? – Dice Elsa sentándose en el muro, donde horas antes estaba sentado Marcos el cual aún era un desconocido para ella.

-          Pues pasa que no tenemos coche para ir a Calafell. A nosotras dos nos iba a llevar mi padre porque el resto ya tenían coche pero al final no nos puede llevar. Así que o vamos en bus o nos buscamos la vida – Dice Raquel de mala gana. Saca la botella de vodka mezclada con kiwi y le da un largo trago.

-          Bueno pues no pasa nada. Vamos en bus y ya está. ¿Los demás a qué hora irán hacía alli? – Pregunta Elsa cogiendo la botella que le acababa de ofrecer su amiga y bebiendo otro largo sorbo.

-          Ellos habían quedado en el parking de la zona a las once porque tenían pensado beber allí y después ir a la discoteca, pero si quieres nosotras nos bebemos esto aquí y después cogemos el bus – Dice Raquel sentándose al lado de Elsa.

-          Me parece genial. Así que no te amargues anda, que esta va a ser una noche muy larga. – Dice Elsa dándole otro sorbo más a la botella y pasándosela de nuevo a su amiga.

-          Y tan larga, mira todo lo que tenemos que bebernos nosotras dos solas – Dice Raquel sacando de la bolsa otra botella igual a la que ya habían empezado.

Las dos juntas se ríen. Elsa coje la otra botella y las dos juntas brindan, apoyan y beben.
Entre trago y trago, cigarro tras cigarro y risas y más risas escuchan el ruido de coches acercándose hacía allí. Aparcan justo en frente de la entrada del parque y se bajan del coche un grupo de chicos y de chicas con botellas en la mano.

“No puede ser” Piensa Elsa al ver a Jose en cabeza de la fila que se acercaba hacia ellas.

-          Hombre rubia! Tú por aquí! – Dice Jose con la intención de ir a darle dos besos.

-          Podrías dejar de llamarme rubia y empezar a llamarme Elsa? – Dice la chica que iba de azul con tono burlón. Le cansaba mucho ese tal Jose
.
-          Perdona perdonaaaaa, No, si encima tienes carácter.. – Dice Jose mirándola con una sonrisa pícara.
A Raquel le cambia la cara en cuanto ve a Héctor, pero aún más cuando distingue a Carlota entre el resto de las chicas de ese grupo.

-          Elsa vámonos a la parada del autobús y allí nos acabamos lo poco que nos queda va – Le susurra Raquel a la chica rubia, la cual había empezado a ignorar todo lo que decía ese macarra.
Antes de que Elsa pudiera responder se detiene frente a ellas la famosa Carlota.

-          Anda, tu debes ser la nueva no? – Dice Carlota con un tono de desprecio y echándoles el humo en la cara – Y veo que has elegido muy bien con quien juntarte mientras estes aquí de vacaciones – Termina la frase mirándo con cara de superioridad a Raquel.

-          Y tu eres Carlota, que ya me he enterado que tienes mucha fama por aquí – Dice Elsa encarando a la impertinente esa. El alcohol le estaba haciendo efecto más rápido de lo normal y no era capaz de controlar sus pensamientos.

-          Elsa vámonos de aquí ya. – Dice Raquel cogiendo a su amiga del brazo y tirando de ella.

-          No se quién te crees que eres para hablarme de esta manera mocosa! – Dice Carlota gritándole a Elsa.

-          No le hagas a los demás lo que no te gusta que te hagan a ti Carlotiiiiiiiita – Dice Elsa respondiéndole a Carlota a la vez que se empezaba a reir.

Raquel se une a sus risas. Elsa tenía mucho valor, o quizá era que iba demasiado borracha. Las dos juntas se alejan rumbo a la parada del autobús.

La actitud de la chica rubia cabrea aún mas a Carlota que tenía la intención de ir detrás de ella y dejarle claro quien mandaba aquí. Pero antes de que eso pudiera pasar, Marcos la coge del brazo y la detiene.

-          Carlota tranquilizate, el comentario que has hecho de Raquel sobraba y la nueva sólo te ha hablado igual que le has hablado tú – Dice Marcos defendiendo a Elsa al que no le había gustado la actitud de su novia. Aveces era insoportable, mejor dicho, últimamente le parecía más insoportable de lo normal.

La cosa se calma y todo el grupo sigue bebiendo y continuando con la fiesta que para ellos ya había empezado.

-          Elsa eres la mejooooor – Dice Raquel abrazando a su amiga y buscando su botella para beber el último sorbo que qedaba.

-          A ver quién se cree la imbécil esa para venirme con esos aires. Que yo seré “La nueva” como ella dice, pero prefiero ser eso antes que la guarra del pueblo – Dice Elsa terminándose su bebida.

-          ¿Sabes por qué le tengo tanto asco? Porque hace ya dos veranos Héctor y yo nos gustábamos y cuando Carlota se enteró un día que salimos de fiesta, se las ingenió para enrollarse con él en mi cara. Yo sabía que Héctor siempre había estado pillado por Carlota, pero pensaba que yo había echo que se olvidara de ella y ya veo que no. Lo peor de todo es que a Carlota no le interesaba Héctor, solo había echo eso porque no quería que yo estubiera con él. – Dice Raquel sacando un cigarro de su bolso. Remover los recuerdos del pasado le había dolido.

A Elsa no le faltaba escuchar nada más sobre la arpía esa. Tenía muy claro que mientras ella estubiera en aquel pueblo, Carlota no iba a hacer llorar ni una sola vez más a Raquel y que si quería problemas, con ella los iba a tener.

El bus llega y las dos juntas y mareadas se suben en él. Quedaba mucha noche por delante y muchas cosas por pasar.

jueves, 16 de febrero de 2012

Capitulo 11 - El secreto de las olas -


Habían terminado de comer y estaban todas en el salón de casa de Irene  discutiendo la película que iban a ver esa tarde.

-          - Bueno que, os poneis de acuerdo? Vemos la de saw III o la de fuga de cerebros? – Dice Irene con los dos dvd en las manos.

-        -  Yo quiero ver la de fuga de cerebros! Ya sabeis que no me gustan nada las de este estilo. Me dan asco las pelis de saw – Dice Cris tumbada en el sillón con el cojin entre los brazos.

-          - Y tu Marta, cual quieres ver? – Le pregunta Irene a la chica morena que estaba sentada en la silla de al lado del sofá donde se encontraban las demás.

-       -   A mi me da igual – Dice Marta sin muchas ganas.

-       -   Estas triste porque echas de menos a Elsa no? – Dice Elena que había notado que a Marta le pasaba algo. Todas echaban de menos a Elsa y solo había pasado un día desde que no estaban las siete hermanas al completo. Cuando faltaba alguna se notaba el vacío que dejaba en las demás.

-        -  Si.. Por lo menos espero que se lo pase bien y que nos eche más de menos a nosotras que a Sergio – Dice Marta esbozando una sonrisa que aún así reflejaba su tristeza.

-       -   La llamamos y que nos cuente como le ha ido el viaje? – Dice Mónica enseñando su móbil y mirando a sus amigas.

Todas asienten con entusiasmo y se acercan a Mónica formando un círculo a su alrededor. La llamada ya daba tono hasta que al otro lado del teléfono oyen a la rubia que hacía unas horas las había abandonado.

Elsa estaba tumbada en la cama con el mobíl en modo altavoz.

-        -  Hace nada que he llegado y ya os echo muchísimo de menoooooos! – Dice Elsa a la vez que se pintaba las uñas de las manos de su color favorito: Azul eléctrico.

-        -  Nosotras también te echamos mucho de menos tonta! Se nos va a hacer eterno este mes de Julio sin ti! – Dice Marta quitándole el móbil de las manos a Mónica y acercándoselo a la boca para que su amiga la oyera mejor.

-       -   Martaaa! Teneis el altavoz puesto? – Dice Elsa dejando el pintauñas en la mesita y cogiendo su telefono con cuidado de no estropearse la mano que se acababa de pintar.

-       -   Sí! Así que cuentanos que tal ha ido el viaje anda – Dice Cris que se encontraba al lado de Marta.

-        - Pues bueno el viaje eteeeeerno, me he aprendido el disco entero de las canciones infantiles de mi hermana – Resopla al recordarlo – Y nada al llegar he visto a mi primo y antes de comer he ido a dar una vuelta por allí. Y con lo que os voy a decir ahora no os riais vale? Pero me he subido a las rocas de la playa y al intentar bajar me he ido de morros a la arena y me he hecho polvo el brazo, menos mal que había una chica por allí que me ha ayudado y me ha curado las heridas y gracias a ella pues ya tengo un grupo de amigos con los que pasar este mes de Julio – Dice Elsa esperando las risas de sus amigas. Era imposible que no se rieran de ella

Efectivamente, las seis chicas se rien al otro lado de la linea hasta que se hace el silencio.

-        -  Toooooooooooorpe! – Dicen todas a la vez y volviendose a reir.

-        -  No se para que os digo nada capullas – Dice Elsa riendose con ellas y volviendo a coger el pintauñas para pintarse la última mano que le quedaba.

-         - Pero nos alegramos mucho de que por lo menos tengas ya un grupo con el que salir. No les cojas más cariño a ellos del que ya nos tienes a nosotras eh! Quedas advertida – Dice María levantandose del sofá y acercándose a Marta que seguía sosteniendo el mobil.

-         -  Que a vosotras no os cambio por nada! Bueno y aparte de mi grupo se ve que hay otros más, así que gente en este pueblo no falta – Dice Elsa recordando la escenita del chico del mechero. Mira el reloj en forma de estrella que estaba colgado en la pared. Las 15:59h. Otra vez volvía a llegar tarde. – Chicas os tengo que dejar! He qedado a las cuatro en el paseo de la playa que está a diez minutos de mi casa y como siempre ya llego tarde! Os llamo pronto vale? No os olvideis de mi, osquiero!

Finaliza la llamada, recoge rápido todo el desorden que había en aquella pequeña habitación y sale de casa apresuradamente. A saber que imagen le daría a Raquel si la primera vez que quedaba con ella llegaba diez minutos tarde.

Tiempo récord, en ocho minutos ya estaba al lado de su nueva amiga soltando los pulmones por la boca. En la vida había ido tan rápido y esas eran las consecuencias de la carrera que se acababa de pegar. Eso, y que tenía los pulmones un poco más estropeados que el resto. “Qué malo es el tabaco” Se escusa Elsa para si misma.
Cuando porfín consigue hablar se disculpa de Raquel por su tardanza la qual le responde divertida que no pasaba nada.

-        -  Olle Raquel, aquí en el pueblo aparte de nuestro grupo, hay muchos más no? – Dice Elsa caminando al lado de Raquel de nuevo hasta la cala de las rocas.

-         - Sí, aquí somos mucha gente pero cada uno tiene su grupo. A quien has visto ya? – Le pregunta Raquel de forma curiosa a Elsa.

-          - A un tal Jose con pintas de macarra y a sus amigos. No me ha caído nada bien ese chico, me ha venido a pedir fuego con intenciones de ligar conmigo o eso me ha parecido – Dice Elsa con cara de asco. Odiaba a la gente que iba de ese plan por la vida

-        -  Típico de él. Los que van en ese grupo tiene un año más o dos que nosotras, no nos juntamos mucho con ellos pero són majos. Sobretodo Héctor que es el buenazo de ese grupo. Después todas las chicas que van con ellos son unas guarras, la que más Carlota que aparte es una prepotente de cojones – Dice Raquel recordando todos los problemas que había tenido con esa engreida.

-          - Quién esa esa Carlota? – Dice Elsa con curiosidad. Quería saber con quien debía juntarse y a quien era mejor evitar.

-          -  Es la novia de Marcos, el pivonazo de ese grupo. Uno rubio con ojos azules que lleva más cuernos que el padre de bambi, pobrecito. Cuando nos la crucemos ya te diré quién es pero cuidado con ella es muy liante – Advierte Raquel a su amiga. No quería que Elsa se metiera en problemas con ella.

-          - Vale lo tendré en cuenta – Dice Elsa a la vez que se reunian con su grupo que ya se encontraba en el mismo sitio de esa mañana.

Mira su móbil. Tenía una llamada perdida de Sergio. Lo llamará más tarde cuando vaya de camino a casa, así podría hablar tranquilamente con él y contarle todo lo que le había pasado en las pocas horas que llevaba allí.

-          - Olle podriamos ir a la piscina municipal no? Que con tanta playa vamos a acabar pareciendo peces – Dice Óscar con su gracia. A Elsa le había parecido el alma del grupo. Era el más divertido de todos.
Todos recogen sus cosas ya que les había parecido bien su idea y caminan hasta llegar hacia alli. Lo bueno de ese pueblo era que todo estaba bastante cerca.

Como se notaba que sólo había una piscina en todo el pueblo. Estaba llenísima. Dejan sus cosas en el único sitio del césped que quedaba libre, se quitan la ropa y saltan al agua. Hacía mucho calor esa tarde y lo que más apetecía era darse un baño.
Elsa se había tumbado en su toalla a tomar el sol. Por mucho calor que hiciera aún no le apetecía bañarse y Raquel permanecía a su lado compartiendo sus pensamientos.

-          - Raquel tú fumas? – Le pregunta Elsa a su amiga sacando un cigarro de su cajetilla.
-          - De vez en cuando – Dice Raquel con una medio sonrisa. Era la única chica de su grupo que fumaba.
Elsa le ofrece uno y Raquel lo acepta de buen gusto. Se fija en toda la gente que había esa tarde en la piscina y reconoce rápido al grupo de Héctor.

-          - Mira Elsa ese es el grupo de Jose – Dice Raquel señalando al frente.
Elsa lo reconoce rápido. Estaba de pie al lado de un árbol haciendo el tonto con el resto de sus amigos. ¡Qué gente! Piensa Elsa.

-       - Y la chica que se acaba de levantar y va directa al agua es Carlota – Dice Raquel deseando que se resvalara y se fuera de boca contra el bordillo. La odiaba. Por como era y por lo mucho que la había echo llorar
Elsa la mira. Era una chica bajita y delgada, de pelo corto marron y rizado y con cara de borde. No tenía intención de ser simpática con ella.
Se acaba el cigarro lo apaga y se levanta. Ahora si que tenía ganas de darse un baño.
Raquel hace lo mismo y juntas se meten en el agua con el resto del grupo que aún seguía alli.
A los cinco minutos Elsa sale de la piscina y se sienta en el borde con los pies en el agua mirando a sus nuevos amigos. Los chicos le recordaban mucho a los chicos de allí de Barcelona porque tenían las mismas ganas de jugar y de hacer tonterías que ellos.

Antes de lo previsto la ve. “Que buena esta mojada” Piensa Jose clavando su mirada en ella. Tenía la esperanza de que esa noche bajara a la Norve con su grupito de amigos, así lo tendría mas fácil entre baile y baile.
Jose no es el único que ve a Elsa ya que Marcos la había visto desde que había entrado por la puerta del recinto. Era guapa aquella rubia, no se iba a engañar. Sonrie para sus adentros. “¿Qué cojones te pasa?” Piensa Marcos. No la conocía de nada, se le veía que era una niña pija de papá y él estaba con Carlota y la quería. Porque estaba seguro de que la quería. ¿O no?

miércoles, 15 de febrero de 2012

Capitulo 10 - El secreto de las olas -


“¡Como escuece el agua oxígenada!” Piensa Elsa mientras Raquel le pasa un algodón impregnado de aquel líquido desinfectante con suavidad.

-       -   Así que tu venías aquí de vacaciones cuando eras pequeña? – Dice Raquel terminando de curar esos rasguños.

-       -   Sí, con mis padres pero no conocía a nadie – Dice Elsa entre gestos de dolor.

-         -  Bueno pues esta vez ya me conoces a mi, y ahora cuando volvamos a la playa te presento al resto. Seguro que te caen bien – Dice Raquel mirando a Elsa. Estaba convencida de que sería bien recibida en el grupo y más que por las chicas, por los chicos.

-        -  La verdad que me da un poco de corte.. – Dice Elsa.

-        -  ¡No seas tonta! Me has contado que no pensabas conocer a nadie aquí no? Pues ahora que ya me has conocido, vas a conocer también a los demas – Dice Raquel dedicándole una sonrisa a Elsa - Bueno pues esto ya está y procura no caerte más ni de las rocas ni de ningún otro sitio.

Las dos juntas se rien. Raquel sería lo más parecido a su amiga Marta en el tiempo que estubiera aquí y se alegraba de ello. Gracias a esa chica había conseguido no sentirse tan sola aunque acabara de llegar y sobretodo curar esas heridas que ahora ya le molestaban un poco menos.

Caminan de nuevo hacia las rocas de la pequeña cala donde se encontraban el resto de chicos y chicas que Elsa había visto saltar al mar.

Se estaban acercando al grupo que se encontraba ahora en las toallas jugando a las cartas y los chicos al verlas interrumpen el juego y se levantan.

“¿Quién era esa rubia?” Pensaban en ese momento.

-         -  Gente, os presento a Elsa y estará aquí todo el mes de Julio – Dice Raquel dirigiendose a su grupo. Ahí tenían todos la respuesta a su pregunta.

-         -  Hola – Dice Elsa con una tímida sonrisa.

“Cuanta gente” Piensa a la vez que da dos besos y intenta retener los nombres que le iban diciendo. “Sonia, Berta, Ana, Víctor, Óscar, Gabri y Néstor” Vale. Sólo tenía que quedarse con las caras y ya sería capaz de identificarlos sin problemas. Nunca había tenido mucha capacidad de retención.

Las chicas del grupo no estaban muy contentas con la llegada de Elsa. La creían una amenaza al verla tan rubia, tan niña buena y para que engañarse, tan guapa. En cambio los chicos estaban encantados con la llegada de “La nueva”. No dejaban de hacerle bromas para intentar llamar su atención.
Esa mañana, Elsa aprende a jugar a las cartas. Se sentía muy acogida y era el principal foco de atención.
Entre una cosa y otra se hace la hora de comer. Elsa queda con Raquel en el cruce del paseo por la tarde y se despide con un “Hasta luego” seguido de una sonrisa. Era la que mejor le caía de todo aquel grupo ya que había notado que no causaba muy buena impresión entre las chicas.
“Espero que no me miren mal durante muchos días más” Piensa Elsa de camino a su casita blanca.

Ya a punto de llegar, ve a otro grupo de gente más mayor sentados en un banco de aquel paseo. Los mira hasta que todos la ven. Clava su mirada en el suelo y sigue su paso. No le gustaba que se la quedara mirando tanta gente y menos aún, gente que no conocía.

“Me apetece un cigarro” Piensa. No había fumado en todo el día y antes de comer no le iba a ir mal uno. Se sienta en un banco a pocos metros de donde se encontraba aquel grupo, abre su mochila y se enciende un cigarrillo.
A los pocos minutos se levanta un chico con el pelo muy corto y moreno de piel y se acerca a Elsa.

-         -  Perdona guapa, tienes fuego? – Dice el desconocido con pintas de macarra.
Elsa lo mira sin decir nada, vuelve a abrir su mochila y saca de nuevo el mechero. Se lo da sin apenas mirarlo. Intimidaba mucho.
El chico se enciende el cigarro, la mira de arriba abajo y le devuelve el mechero.

-          - Olle rubia, no te he visto antes por aquí. ¿Eres nueva no? – Le pregunta el chico a Elsa, la cual quería acabarse ya el cigarro para salir de allí cuanto antes.
Le da una larga calada y expulsa el humo con fuerza.

-         - Sí. – Dice Elsa intentando acabar con aquella incomoda conversación.

Una última calada, tira el cigarro y se levanta.

-         -  Bueno ha sido un placer desconocido, ahora debo irme – Dice Elsa dedicandole la última mirada y despidiendose con la mano.

-          - Espero volverte a ver eh! Hasta luego rubia, y por cierto, me llamo Jose! – Dice el chico con un tono más elevado para que Elsa lo escuchara ya que estaba a unos cuantos metros de el.

Elsa levanta el pulgar en señal de que lo ha oido y se mete por el callejón donde estaba su casa.

José vuelve a reunirse con su grupo. “No veas con la rubia” Piensa una y otra vez. Si tenía pensado quedarse mucho tiempo más allí, se la iba a ligar.

-          - Ahora te van las niñas pijas o que tio? – Dice uno de los chicos amigo de Jose. Sin duda era el más guapo. Rubio, fuerte y musculado y con unos ojos azules pequeños y achinados que lo hacían aún más atractivo. La chica que estaba sentada a su lado le pasa una mano por la nuca y le muerde la mejilla.

-          Tú ya me tienes a mi cariño y ya se que no te van las niñas pijas – Dice la chica dándole un beso en la marca de la zona que había sido mordida.

-          Ya lo sé – Dice el rodeándole la cintura con sus brazos y acercando su boca a la de ella.

“ No me van las niñas pijas” Piensa Marcos, que así se llamaba el chico rubio de ojos azules.

Eso era lo que él quería pensar, pero la realidad era que tenía curiosidad por saber más de la chica nueva y aún peor, tenía muchas ganas de verla de nuevo.

martes, 14 de febrero de 2012

Capitulo 9 - El secreto de las olas -


Elsa estaba arta de escuchar aquel disco de canciones infantiles. Había sido muy mala idea poner el cd favorito de su hermana. La pequeña Clara cantaba todas las canciones de principio a fin mientras Marisa y Luís hablaban de todo lo que habían cogido para aquellas largas vacaciones. Creían que no se dejaban nada y era normal, el coche parecía que en cualquier curva fuera a volcar de la infinidad de cosas que habían metidas en el maletero. Más que unas vacaciones, parecía una mudanza.

Elsa saca de su bolso el ipod y pone “Airplanes”. Mira por la ventana y observa el paisaje verde que kilometro a kilometro iban dejando a sus pies.

¿Cuánto faltaba para llegar? Se le estaba haciendo interminable ese viaje. Suena su móbil. Tenía un sms en su bandeja de entrada. Lo abre y lo lee detenidamente.

“Espero que no se te esté haciendo muy pesado el viaje, yo no dejo de pensar en ti. ¿Qué me has hecho Elsa? Me tienes que no se ni como me tienes. Te quiero”

¡Sergio era un sol! Y pensar que no iba a poder estar con él hasta dentro de un mes. Ufff. Iba a ser duro pero el le dijo que la esperaría y ella esperaría con ganas el volver a verlo de nuevo.

Media hora mas tarde el coche se detiene. Porfin habían llegado. Elsa se baja del coche y mira a su alrededor. Al fondo la playa y a los lados pequeñas casitas blancas bordeaban aquella preciosa cala que se encontraba frente a ellos.

Para su sorpresa, Elsa recordaba ese sitio y le gustaba aún más que la última vez que lo vió. Ese lugar era en el que veraneaba cada año cuando tenía la edad de su hermana. Que recuerdos piensa.
Seguía parada mirando al mar cuando la distrae la voz de un niño, de su enano favorito.

-       -    Elsa, Elsa Elsa! – Dice Álex corriendo hacia su prima. Se lanza a sus brazos y la llena de besos.
-        -   Hola pequeñajo! – Dice Elsa dándole un pequeño beso en la nariz- Seguro que no tenías tantas ganas de verme como las que tenía yo de verte a ti!
-         -  Mentira mentira! Le he estado preguntado todos los días a mi mami cuanto faltaba para que vinierais – Dice Álex muy serio.
Elsa lo mira y pone la misma cara que él. El niño ríe y esconde su cabeza entre el hombro de Elsa. Qué gracia le hacía su primo y que listo llegaba a ser con solo tres añitos.
Deja al pequeño Álex en el suelo, saluda a sus tíos y todos juntos descargan el coche.

La casita que finalmente habían decidido alquilar tenía tres habitaciones. Elsa dormiría con su hermana y su primo. Menos mal que ella se quedaba con la cama individual y los pequeños compartían litera.

 Después de acomodar sus cosas en el armario de la habitación decide ir a dar una vuelta por aquel curioso pueblo de playa. Se acordaba de algunos de los lugares a los que sus padres la solían llevar así que le sería más fácil no perderse.
Se cambia de ropa, se pone el bikini, mete en la mochila el libro que le ayudaría a que el tiempo allí pasara más rápido y sale por la puerta.

A lo lejos, ve unas rocas contra las que aquellas olas de agua cristalina chochaban y desaparecían.
Camina hasta llegar allí.
Elsa no podía dejar de mirar aquel bonito paisaje. Le gustaba mucho.
 Ya se encontraba frente a aquellas rocas, trepa por ellas y se sienta en la más alta. Desde allí se veía todo el pueblo y al frente el mar se perdía en el horizonte.
Saca el libro y empieza a leer hasta que unas voces captan su atención. Mira hacia su derecha y ve a un grupo de chicos y de chicas saltando por unas rocas más lejanas hasta caer en el mar. 
“Cómo me gustaría a mi hacer eso” Piensa Elsa sin dejar de mirarlos.
¿Podrían ser esos sus amigos? No lo cree. Ella era una persona extrovertida pero tampoco tenía el valor de acercarse hasta ellos. Le daba vergüenza.
Decide explorar un poco aquella playa y empieza a bajar por el lugar contrario al que había subido y próximo a donde se encontraban esos chicos desconocidos.
Elsa calcula mal sus movimientos y cae hasta hundirse en la arena. Tenía toda la cara llena de esos granos finos y algunos rasguños en el brazo.

-          - Mira que eres torpe Elsa. – Dice la chica con gesto de dolor mirándose el brazo y sacudiendose la arena de la cara y de las demás partes del cuerpo.

-         -  ¿Estás bien? – Dice una chica alta y castaña mirándola desde arriba.

Elsa no se había dado cuenta de que aquella chica había llegado hasta su lado, se levanta y la mira aún lamentandose por el dolor de sus rasguños.

-        -  Sí sí, tranquila. No ha sido nada – Dice Elsa mirandola e intentando esconder que realmente le dolía no el brazo, si no el resto del cuerpo también.

-        -  No tienen muy buena pinta esos rasguños – Dice la chica arrugando la nariz y examinando esas heridas por encima- Me llamo Raquel y si quieres te acompaño a algún sitio a que te miren eso.

-         - Yo me llamo Elsa. Eres muy amable te lo agradezco. ¿No te importa acompañarme? – Dice Elsa con una sonrisa. Le había caido bien esa tal Raquel. Resultaba simpática.

-       -   No me importa Elsa. Mi casa está justo en frente del paseo que da a esta cala. Vamos y te echo algo para que se te alive un poco el dolor – Dice Raquel bordeando aquellas rocas y  subiendo las escaleras que daban pie al paseo.

Elsa la sigue cubriendose los brazos con las manos. Mira que a veces era torpe, pero esta vez por lo menos le había servido para conocer a alguien allí. Sus vacaciones no empezaban nada mal y pronto empezarían a ir aún mejor.