miércoles, 15 de febrero de 2012

Capitulo 10 - El secreto de las olas -


“¡Como escuece el agua oxígenada!” Piensa Elsa mientras Raquel le pasa un algodón impregnado de aquel líquido desinfectante con suavidad.

-       -   Así que tu venías aquí de vacaciones cuando eras pequeña? – Dice Raquel terminando de curar esos rasguños.

-       -   Sí, con mis padres pero no conocía a nadie – Dice Elsa entre gestos de dolor.

-         -  Bueno pues esta vez ya me conoces a mi, y ahora cuando volvamos a la playa te presento al resto. Seguro que te caen bien – Dice Raquel mirando a Elsa. Estaba convencida de que sería bien recibida en el grupo y más que por las chicas, por los chicos.

-        -  La verdad que me da un poco de corte.. – Dice Elsa.

-        -  ¡No seas tonta! Me has contado que no pensabas conocer a nadie aquí no? Pues ahora que ya me has conocido, vas a conocer también a los demas – Dice Raquel dedicándole una sonrisa a Elsa - Bueno pues esto ya está y procura no caerte más ni de las rocas ni de ningún otro sitio.

Las dos juntas se rien. Raquel sería lo más parecido a su amiga Marta en el tiempo que estubiera aquí y se alegraba de ello. Gracias a esa chica había conseguido no sentirse tan sola aunque acabara de llegar y sobretodo curar esas heridas que ahora ya le molestaban un poco menos.

Caminan de nuevo hacia las rocas de la pequeña cala donde se encontraban el resto de chicos y chicas que Elsa había visto saltar al mar.

Se estaban acercando al grupo que se encontraba ahora en las toallas jugando a las cartas y los chicos al verlas interrumpen el juego y se levantan.

“¿Quién era esa rubia?” Pensaban en ese momento.

-         -  Gente, os presento a Elsa y estará aquí todo el mes de Julio – Dice Raquel dirigiendose a su grupo. Ahí tenían todos la respuesta a su pregunta.

-         -  Hola – Dice Elsa con una tímida sonrisa.

“Cuanta gente” Piensa a la vez que da dos besos y intenta retener los nombres que le iban diciendo. “Sonia, Berta, Ana, Víctor, Óscar, Gabri y Néstor” Vale. Sólo tenía que quedarse con las caras y ya sería capaz de identificarlos sin problemas. Nunca había tenido mucha capacidad de retención.

Las chicas del grupo no estaban muy contentas con la llegada de Elsa. La creían una amenaza al verla tan rubia, tan niña buena y para que engañarse, tan guapa. En cambio los chicos estaban encantados con la llegada de “La nueva”. No dejaban de hacerle bromas para intentar llamar su atención.
Esa mañana, Elsa aprende a jugar a las cartas. Se sentía muy acogida y era el principal foco de atención.
Entre una cosa y otra se hace la hora de comer. Elsa queda con Raquel en el cruce del paseo por la tarde y se despide con un “Hasta luego” seguido de una sonrisa. Era la que mejor le caía de todo aquel grupo ya que había notado que no causaba muy buena impresión entre las chicas.
“Espero que no me miren mal durante muchos días más” Piensa Elsa de camino a su casita blanca.

Ya a punto de llegar, ve a otro grupo de gente más mayor sentados en un banco de aquel paseo. Los mira hasta que todos la ven. Clava su mirada en el suelo y sigue su paso. No le gustaba que se la quedara mirando tanta gente y menos aún, gente que no conocía.

“Me apetece un cigarro” Piensa. No había fumado en todo el día y antes de comer no le iba a ir mal uno. Se sienta en un banco a pocos metros de donde se encontraba aquel grupo, abre su mochila y se enciende un cigarrillo.
A los pocos minutos se levanta un chico con el pelo muy corto y moreno de piel y se acerca a Elsa.

-         -  Perdona guapa, tienes fuego? – Dice el desconocido con pintas de macarra.
Elsa lo mira sin decir nada, vuelve a abrir su mochila y saca de nuevo el mechero. Se lo da sin apenas mirarlo. Intimidaba mucho.
El chico se enciende el cigarro, la mira de arriba abajo y le devuelve el mechero.

-          - Olle rubia, no te he visto antes por aquí. ¿Eres nueva no? – Le pregunta el chico a Elsa, la cual quería acabarse ya el cigarro para salir de allí cuanto antes.
Le da una larga calada y expulsa el humo con fuerza.

-         - Sí. – Dice Elsa intentando acabar con aquella incomoda conversación.

Una última calada, tira el cigarro y se levanta.

-         -  Bueno ha sido un placer desconocido, ahora debo irme – Dice Elsa dedicandole la última mirada y despidiendose con la mano.

-          - Espero volverte a ver eh! Hasta luego rubia, y por cierto, me llamo Jose! – Dice el chico con un tono más elevado para que Elsa lo escuchara ya que estaba a unos cuantos metros de el.

Elsa levanta el pulgar en señal de que lo ha oido y se mete por el callejón donde estaba su casa.

José vuelve a reunirse con su grupo. “No veas con la rubia” Piensa una y otra vez. Si tenía pensado quedarse mucho tiempo más allí, se la iba a ligar.

-          - Ahora te van las niñas pijas o que tio? – Dice uno de los chicos amigo de Jose. Sin duda era el más guapo. Rubio, fuerte y musculado y con unos ojos azules pequeños y achinados que lo hacían aún más atractivo. La chica que estaba sentada a su lado le pasa una mano por la nuca y le muerde la mejilla.

-          Tú ya me tienes a mi cariño y ya se que no te van las niñas pijas – Dice la chica dándole un beso en la marca de la zona que había sido mordida.

-          Ya lo sé – Dice el rodeándole la cintura con sus brazos y acercando su boca a la de ella.

“ No me van las niñas pijas” Piensa Marcos, que así se llamaba el chico rubio de ojos azules.

Eso era lo que él quería pensar, pero la realidad era que tenía curiosidad por saber más de la chica nueva y aún peor, tenía muchas ganas de verla de nuevo.

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