“¡Como
escuece el agua oxígenada!” Piensa Elsa mientras Raquel le pasa un algodón impregnado
de aquel líquido desinfectante con suavidad.
- - Así que tu
venías aquí de vacaciones cuando eras pequeña? – Dice Raquel terminando de
curar esos rasguños.
- - Sí, con mis
padres pero no conocía a nadie – Dice Elsa entre gestos de dolor.
- - Bueno pues
esta vez ya me conoces a mi, y ahora cuando volvamos a la playa te presento al
resto. Seguro que te caen bien – Dice Raquel mirando a Elsa. Estaba convencida
de que sería bien recibida en el grupo y más que por las chicas, por los
chicos.
- - La verdad que
me da un poco de corte.. – Dice Elsa.
- - ¡No seas
tonta! Me has contado que no pensabas conocer a nadie aquí no? Pues ahora que
ya me has conocido, vas a conocer también a los demas – Dice Raquel dedicándole
una sonrisa a Elsa - Bueno pues esto ya está y procura no caerte más ni de las
rocas ni de ningún otro sitio.
Las dos
juntas se rien. Raquel sería lo más parecido a su amiga Marta en el tiempo que
estubiera aquí y se alegraba de ello. Gracias a esa chica había conseguido no
sentirse tan sola aunque acabara de llegar y sobretodo curar esas heridas que
ahora ya le molestaban un poco menos.
Caminan
de nuevo hacia las rocas de la pequeña cala donde se encontraban el resto de
chicos y chicas que Elsa había visto saltar al mar.
Se
estaban acercando al grupo que se encontraba ahora en las toallas jugando a
las cartas y los chicos al verlas interrumpen el juego y se levantan.
“¿Quién
era esa rubia?” Pensaban en ese momento.
- - Gente, os
presento a Elsa y estará aquí todo el mes de Julio – Dice Raquel dirigiendose a
su grupo. Ahí tenían todos la respuesta a su pregunta.
- - Hola – Dice Elsa
con una tímida sonrisa.
“Cuanta
gente” Piensa a la vez que da dos besos y intenta retener los nombres que le
iban diciendo. “Sonia, Berta, Ana, Víctor, Óscar, Gabri y Néstor” Vale. Sólo
tenía que quedarse con las caras y ya sería capaz de identificarlos sin
problemas. Nunca había tenido mucha capacidad de retención.
Las
chicas del grupo no estaban muy contentas con la llegada de Elsa. La creían una
amenaza al verla tan rubia, tan niña buena y para que engañarse, tan guapa. En
cambio los chicos estaban encantados con la llegada de “La nueva”. No dejaban de
hacerle bromas para intentar llamar su atención.
Esa
mañana, Elsa aprende a jugar a las cartas. Se sentía muy acogida y era el
principal foco de atención.
Entre
una cosa y otra se hace la hora de comer. Elsa queda con Raquel en el cruce del
paseo por la tarde y se despide con un “Hasta luego” seguido de una sonrisa.
Era la que mejor le caía de todo aquel grupo ya que había notado que no causaba
muy buena impresión entre las chicas.
“Espero
que no me miren mal durante muchos días más” Piensa Elsa de camino a su casita
blanca.
Ya a
punto de llegar, ve a otro grupo de gente más mayor sentados en un banco de
aquel paseo. Los mira hasta que todos la ven. Clava su mirada en el suelo y
sigue su paso. No le gustaba que se la quedara mirando tanta gente y menos aún,
gente que no conocía.
“Me
apetece un cigarro” Piensa. No había fumado en todo el día y antes de comer no
le iba a ir mal uno. Se sienta en un banco a pocos metros de donde se
encontraba aquel grupo, abre su mochila y se enciende un cigarrillo.
A los
pocos minutos se levanta un chico con el pelo muy corto y moreno de piel y se
acerca a Elsa.
- - Perdona
guapa, tienes fuego? – Dice el desconocido con pintas de macarra.
Elsa lo
mira sin decir nada, vuelve a abrir su mochila y saca de nuevo el mechero. Se
lo da sin apenas mirarlo. Intimidaba mucho.
El chico
se enciende el cigarro, la mira de arriba abajo y le devuelve el mechero.
- - Olle rubia,
no te he visto antes por aquí. ¿Eres nueva no? – Le pregunta el chico a Elsa, la
cual quería acabarse ya el cigarro para salir de allí cuanto antes.
Le da
una larga calada y expulsa el humo con fuerza.
- - Sí. – Dice Elsa
intentando acabar con aquella incomoda conversación.
Una
última calada, tira el cigarro y se levanta.
- - Bueno ha sido
un placer desconocido, ahora debo irme – Dice Elsa dedicandole la última mirada
y despidiendose con la mano.
- - Espero
volverte a ver eh! Hasta luego rubia, y por cierto, me llamo Jose! – Dice el
chico con un tono más elevado para que Elsa lo escuchara ya que estaba a unos
cuantos metros de el.
Elsa
levanta el pulgar en señal de que lo ha oido y se mete por el callejón donde
estaba su casa.
José
vuelve a reunirse con su grupo. “No veas con la rubia” Piensa una y otra vez.
Si tenía pensado quedarse mucho tiempo más allí, se la iba a ligar.
- - Ahora te van
las niñas pijas o que tio? – Dice uno de los chicos amigo de Jose. Sin duda era el más guapo. Rubio, fuerte y musculado y con unos ojos azules pequeños y
achinados que lo hacían aún más atractivo. La chica que estaba sentada a su
lado le pasa una mano por la nuca y le muerde la mejilla.
-
Tú ya me
tienes a mi cariño y ya se que no te van las niñas pijas – Dice la chica
dándole un beso en la marca de la zona que había sido mordida.
-
Ya lo sé –
Dice el rodeándole la cintura con sus brazos y acercando su boca a la de ella.
“ No me
van las niñas pijas” Piensa Marcos, que así se llamaba el chico rubio de ojos
azules.
Eso era lo
que él quería pensar, pero la realidad era que tenía curiosidad por saber más
de la chica nueva y aún peor, tenía muchas ganas de verla de nuevo.
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